24.11.23

MUCHO FUEGO

"Inmersiones", esa persistente luminaria de creatividad independiente, regresa a Gasteiz con su decimosexta edición, dirigida por el colectivo Inmersiones y comisariada por Ane Rodríguez. El proyecto, ideado como un motor para impulsar las emergentes producciones artísticas y culturales de Euskal Herria, evoluciona nuevamente sumergiendo a diversos públicos en las aguas vibrantes y fascinantes del arte contemporáneo.

Con el sugerente tema de esta edición "Hacer Fuego", Inmersiones abre sus puertas a propuestas artísticas colectivas y colaborativas, convirtiéndose en una especie de encuentro alrededor de una hoguera, donde el arte se concibe como un diálogo entre públicos, artistas y agentes culturales. Como afirmaba la escritora Anaïs Nin, "como el fuego que transforma la madera en ceniza, el arte transforma la experiencia en significado", y esta edición de Inmersiones abraza esa filosofía.

Desde instalaciones provocativas hasta acciones performáticas, el programa que comienza hoy y se expande hasta mañana promete sumergirnos en un torbellino de arte y cultura joven. La agenda abarca desde nombres conocidos hasta emergentes, desde Iñigo López Simón hasta la acción de cierre de Victoria Ascaso.

El enfoque del “congreso de artistas” centrado en "Hacer Fuego" resalta la importancia de las prácticas colectivas, la colaboración y la comunidad en el arte contemporáneo. Inmersiones se convierte en un espacio donde las ideas se encienden, creando un fuego simbólico que destaca la necesidad de activar la vida a través del arte. Desde la presentación de SAREAN hasta la proyección de Julia Martos, el congreso ofrece una variedad de perspectivas que invitan a reflexionar sobre el impacto del arte en la sociedad.

La fuerza de Inmersiones reside en su habilidad para derribar barreras, expandir horizontes y desafiar las nociones preestablecidas, escapando del marco institucional convencional del arte. La iniciativa no se limita a ser solo una vitrina para artistas emergentes; se erige como un espacio de encuentro y un eficaz catalizador. La elección de temas provocativos y la diversidad de artistas destacan el compromiso de Inmersiones en explorar nuevas perspectivas y en cambiar las reglas del juego.

En resumen, la XVI edición de Inmersiones se presenta como una cita para todos aquellos interesados en conectar con las bases del arte contemporáneo: los artistas jóvenes. A través de la lente de "Hacer Fuego", Inmersiones no solo ilumina las creaciones frescas de artistas cercanos, sino que también enciende la chispa de la reflexión sobre la colaboración, la comunidad y la posibilidad de activar temporalmente nuevos mundos a través de la cultura. Al sumergirnos en este flujo creativo en constante evolución, podemos incluso llegar a creer en la bonita utopía del poder transformador del arte en nuestra sociedad.

Es importante destacar que "Inmersiones" se llevará a cabo en Zas Kultur, un colaborador fiel de esta actividad desde hace siete años.

3.11.23

APAGÓN

La ausencia de galerías de arte ha definido la última década de la escena creativa de nuestro territorio. Sin embargo, este vacío ha ejercido como catalizador, instando a la comunidad artística a asumir un papel más activo en la difusión de sus trabajos. Entre las propuestas más notables de estos últimos años, destacan aquellas que han florecido en el seno de espacios independientes y alternativos. Un ejemplo de esto es "El Estado del Arte", un espacio expositivo localizado en el periférico barrio de Zabalgana y regentado por el reflexivo artista Rubén Díaz de Corcuera. Este refugio, junto a otros semejantes, ha arrojado destellos luminosos en medio de las tinieblas del panorama artístico local. "El Estado del Arte" se configura como un foro especialmente concebido para que el artista tome la palabra y comparta sus descubrimientos. En esta ocasión, y por tercera vez en apenas do años, Rubén descorre las cortinas de su espacio, desvelando un nuevo capítulo en su intrincado catálogo: el enigma del "negro absoluto", bajo la denominación "Itzalaldia / Blackout / Apagón". Un recorrido por el abismo se despliega ante nosotros. A través de cinco obras, el artista nos sumerge en un abismo de reflexión, donde la ausencia de luz se convierte en la protagonista. Rubén nos desafía con una experiencia de negritud y oscuridad que trasciende lo rutinario, sacudiendo nuestra percepción y desvelando emociones inexploradas.

La búsqueda del "negro absoluto" es un concepto que ha inquietado tanto a científicos como a artistas a lo largo de la historia. Un negro tan profundo y absorbente que parece devorar toda luz, incluso aquella que es visible. Esta obsesión ha generado un fascinante diálogo entre la ciencia y el arte, explorando no solo cuestiones vinculadas a la percepción visual, sino también significados y connotaciones más profundas y perturbadoras. De esta manera, incluso en la oscuridad aparente, aflora un mundo repleto de posibilidades por descubrir, semejante a un abismo de significado en el corazón de las tinieblas. Hay un ápice de luz -y significado, por lo tanto- en la oscuridad absoluta, que se nos antoja inalcanzable, una utopia, incluso cerrando los ojos en la noche más carrada.

¿Podría Vitoria-Gasteiz albergar el cuadro más oscuro jamás pintado en la historia? Así lo sostiene Rubén, en referencia a una de las obras que exhibe, la cual lleva el audaz título de "La pintura más negra de la historia". Esta aseveración, desafiante en su naturaleza, queda a disposición del público a partir de hoy y hasta bien avanzado el año 2024.

“Apagón” brilla desde la penumbra como una de las propuestas más notables del escenario artístico de la ciudad. La muestra nos presenta propuestas que desafían la percepción del espectador, explorando conceptos filosóficos perturbadores, como la dualidad entre presencia y ausencia, memoria y olvido. En medio de la oscuridad, “Apagón”, que se inaugura hoy mismo, invita al espectador a explorar la negrura en busca de la luz.

27.10.23

REVOLUCIONARIOS

Aunque somos conscientes de que la palabra "revolución" puede producir sarpullidos especialmente para las mentes más conservadoras que predominan en nuestra sociedad y que piensan que siempre es mejor “malo conocido que bueno por conocer” quizás debamos considerar poner una revolución en nuestras vidas visto el convulso panorama global, teñido de conflictos, privaciones y desenfrenado capitalismo en el que vivimos. Como sentenciaba el gran Einstein, "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

Las revoluciones no están tan mal: si echamos un vistazo a la historia de la humanidad, veremos que las ha habido de todas las formas y tamaños. Algunas de las más relevantes incluso se llevaron a cabo sin derramar una sola gota de sangre, pero si muchas de tinta. Pues la revolución a la que a menudo pasamos por alto, pero que podría ser más poderosa que cualquier cambio político, es la revolución cultural, que en última instancia se traduce en una revolución de nuestras conciencias, un reinicio de nuestro sistema operativo cultural. Recordemos a John Lennon afirmando: "La cultura es simplemente un marco que elegimos para vivir nuestras vidas".

Mientras que las revoluciones políticas se centran en el bullicio de cambiar sistemas de gobierno, las revoluciones culturales irrumpen en nuestro interior y transforman la forma en que percibimos el mundo. Con frecuencia, estas revoluciones culturales son lideradas por artistas, pensadores y visionarios que nos empujan a cuestionar todo lo que damos por sentado y a aventurarnos en lo desconocido.

Tomemos como ejemplo el Renacimiento. En el siglo XV, Europa se lanzó de cabeza a revivir la cultura, el arte y los conocimientos clásicos. Figuras como Leonardo da Vinci y artistas como Miguel Ángel desafiaron las normas establecidas y se entregaron con pasión a la pintura y la escultura.

Y, cómo olvidar los revolucionarios años 60. Esa década vio surgir una revolución cultural en Occidente, con el surgimiento de la contracultura, el movimiento por los derechos civiles y la aparición de los hippies. Este período desafió las normas sociales, abogó por la paz y la igualdad, y desató una explosión de creatividad artística que dejó una marca imborrable.

Pero tenemos que tener bien claro que la cultura no es sólo leer un libro o acudir a un concierto, sino una fuerza que influye en la ética, los valores y la conciencia de una sociedad. La cultura nos permite explorar la condición humana, cuestionar el statu quo y enriquecer nuestras experiencias.

En resumen, apostemos por el poder de la revolución cultural. En un mundo en constante evolución, tal vez necesitemos más una sacudida en nuestra forma de pensar y sentir que una revuelta política. Despertar nuestras conciencias, fomentar la creatividad y fortalecer nuestros vínculos con el mundo que nos rodea es el camino a seguir. Debemos, por lo tanto, proclamarnos revolucionarios culturales.

20.10.23

BIBLIOTECAS

El 24 de octubre, Día Internacional de las Bibliotecas. Una fecha que nos conmina a reflexionar sobre el impacto de estos bastiones del conocimiento en nuestra sociedad, y a rendir homenaje al libro, uno de los inventos de la humanidad más nutritivos para la mente. En un mundo saturado de vertiginosos avances tecnológicos, el libro brilla como una luminaria inmortal de ideas, irradiando nuestras mentes, si estamos dispuestos a dejar que lo haga.

Pero, ¿qué convierte al libro en uno de los inventos más extraordinarios de la Historia? Para apreciar su relevancia, basta con contemplar los éxitos de la humanidad, desde la invención de la rueda hasta el nacimiento del teléfono. A diferencia de otros logros como la electricidad, el ordenador o internet, el libro destaca por su sencillez y universalidad. Con sus páginas impresas, se presenta como una herramienta accesible y versátil. A través de él, podemos conversar con pensadores del pasado y el presente, sin importar si siguen entre nosotros o se han mudado al “otro barrio”. Además, el libro simboliza la democracia intelectual, al brindar a todos la oportunidad de acceder al conocimiento, sin importar su origen o recursos económicos. Es un bien al alcance de la mayoría de las personas en todo el mundo.

Las bibliotecas, por su parte, son los custodios de este tesoro cultural incalculable. A lo largo de la historia, han desempeñado un papel esencial al preservar, organizar y compartir la cultura empaquetada en libros. Son refugios de aprendizaje y faros de luz en un mundo que, cada dos por tres, se sumerge en la oscuridad y la confusión. Las bibliotecas han sido y continúan siendo fundamentales para la educación, la investigación y el desarrollo de sociedades más instruidas. En palabras de Borges, "Una biblioteca es un acto de fe", ya que alberga el conocimiento y la imaginación de la humanidad.

El Día Internacional de las Bibliotecas es, por tanto, una ocasión para celebrar el legado de los libros y reconocer la importancia continua de estos refugios del saber. Nos invita a reflexionar sobre cómo los libros, con su poder para inspirar, educar y conectar a las personas, siguen siendo fundamentales en un mundo cada vez más interconectado, aunque a menudo nos sintamos aislados. Las bibliotecas, como guardianas de este legado, merecen apoyo en su misión de promover el acceso universal al conocimiento.

En este Día Internacional, en lugar de salir a la calle para celebrar triunfos deportivos, ¿no sería interesante que la sociedad se manifestara, puños en alto, a favor del libro y la lectura? Siempre es hora, no solo en el Día de las Bibliotecas, de instar a los poderes políticos a respaldar y fortalecer estas instituciones vitales para el enriquecimiento intelectual y cultural de nuestra sociedad. Quienes aman la sabiduría expresada en los libros contribuyen a forjar un mundo menos proclive a los desastres, como las guerras, y más inclinado hacia la comprensión y la paz.

6.10.23

SALOMÓN

La cultura, cual Jano, muestra dos rostros: el de la unión y el de la discordia. En su faceta más positiva, enriquece nuestras vidas y convierte nuestro mundo en un lugar fascinante y diverso. Sin embargo, también puede ser la semilla de la desconfianza y, en ocasiones, el caldo de cultivo para conflictos. La cultura es, sin lugar a dudas, un poderoso puente, pero a su vez, un desafío constante para la coexistencia pacífica.

A lo largo de la historia, las diferencias culturales, religiosas y étnicas han sido catalizadoras de conflictos armados, guerras y actos de terrorismo. Cuando la cultura se convierte en el único punto de referencia, se transforma en una frontera infranqueable, justificando, en ocasiones, la discriminación y el conflicto. Factores como la religión, la etnia, el idioma, la tradición y la identidad han sido, con frecuencia, el germen de estas tensiones.

El nacionalismo extremo, la xenofobia y el fundamentalismo son ejemplos de cómo la cultura, en lugar de unir, puede ser manipulada para dividir. Las tensiones culturales y la falta de respeto mutuo pueden incitar conflictos a escala local y global. Ejemplos como la lucha entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, el genocidio entre hutus y tutsis en Ruanda, o la desintegración de Yugoslavia debido a diferencias étnicas son ejemplos vívidos de cómo las diferencias culturales pueden derivar en conflictos violentos. 

Un caso paradigmático es el conflicto palestino-israelí, donde la cultura, la religión y la historia se han utilizado como municiones para fomentar divisiones. La ocupación israelí en territorios palestinos, que comenzó en 1967, ha resultado en la construcción de asentamientos israelíes en tierras palestinas, una práctica considerada ilegal por el derecho internacional. Esta ocupación ha generado tensiones y desafíos significativos para la paz en la región, impactando de manera profundamente negativa en la vida de los palestinos que se ven privados de recursos básicos.

Si bien Israel argumenta que su objetivo es la seguridad nacional, la realidad arroja un balance desproporcionado de violencia y destrucción que afecta principalmente a los palestinos. La situación humanitaria en la Franja de Gaza es paupérrima, con dificultades en el acceso a agua potable, atención médica y educación de calidad. El estancado proceso de paz entre israelíes y palestinos se atribuye fundamentalmente a la falta de voluntad por parte de Israel para abordar las problemáticas palestinas, así como a la percepción de que el papel de Estados Unidos como mediador no es equitativo, sino que favorece a Israel, generando desconfianza y resentimiento entre los palestinos.

La búsqueda de una resolución justa y duradera del conflicto palestino-israelí sigue siendo un desafío crítico en la arena política internacional, pasando por encontrar una solución equitativa de reparto territorial: una solución de dos estados, donde Israel y un futuro estado palestino puedan coexistir en paz.

29.9.23

EL ARTE ES VITAL

Una vez más, el certamen Arte Vital emerge como uno de los pocos proyectos destinados a apoyar la creación artística en nuestro contexto local. En esta edición, se recibieron centenar y medio de propuestas artísticas, subrayando que nuestra provincia sigue siendo un terreno fértil en ese ámbito. Sin embargo, para que esta efervescencia artística llegue al ciudadano, es fundamental contar con los canales adecuados. Lamentablemente, en Álava, éstos no son tan comunes como desearíamos

En este contexto, Arte Vital, impulsado por la Fundación Vital, se convierte en un apoyo esencial tanto para los artistas emergentes como para aquellos más experimentados. Además, se presenta como un punto de encuentro con el arte local, una auténtica experiencia "Kilómetro 0".

Este año, Arte Vital ha contado por segundo año consecutivo con la colaboración del colectivo cultural Zas Kultur, que se está encargando de realizar una serie de actividades paralelas a Arte Vital como puedan ser una mesa redonda, unas entrevistas a los artistas galardonados recogidas en vídeo, un par de catálogos que documentan ambas exposiciones y una visitas guiada a las obras seleccionadas en esta edición planteadas para el jueves cinco de octubre en horario de tarde.

Además, en esta edición, el Centro Cultural Montehermoso se ha sumado como colaborador, ofreciendo su espacio para albergar la exposición de las obras seleccionadas y premiadas, incluyendo las creaciones galardonadas en el año anterior. Esto marca un cambio significativo en la dinámica expositiva de “Arte Vital”. En ediciones anteriores, la muestra de las obras seleccionadas y premiadas se separaba en el tiempo de la exposición de los ganadores del año anterior. Sin embargo, este año, los cuatro galardonados de la edición de 2002 comparten espacio con cerca de medio centenar de artistas seleccionados y premiados en 2023. Dos exposiciones contiguas, vecinas, que comparten el apellido "Vital" pero manteniendo su individualidad.

Las cuatro obras galardonadas de este año, son diversas en forma y enfoque. Natalia Albéniz nos sorprende con Neón, una obra que, a través del dibujo, explora temas relacionados con la concepción del éxito en las redes sociales. Jesús Ramírez presenta Imprecisión #1, un dibujo realizado con carboncillo y aerosol que transforma una antigua fotografía familiar en una visión borrosa y enigmática. Alejandra Bueno nos sumerge en Otro día, una fotografía que explora la identidad femenina y la fina línea entre la realidad y la ficción. Por último, Zirika despliega su instalación Egizu! (¡Hazlo!), una invitación a convertir la frustración en desafíos para buscar soluciones a los problemas individuales y colectivos que nos inquietan.

Pero quizá lo más destacable de esta iniciativa sea la convergencia de tres instituciones tan diversas como la Fundación Vital, el Centro Cultural Montehermoso y Zas Kultur, en torno a un objetivo común: promover el arte local en nuestra provincia

                                                                          

 

28.7.23

GABINETE MILICUANO

En el siempre majestuoso y atmosférico Antiguo Depósito de Aguas, el artista Pablo Milicua ha desplegado una exposición que desborda el espacio. Algo difícil de conseguir en una sala que tienen tanto carácter y presencia que se impone ante cualquier intervención artística que se realice en ella. Milicua lo ha conseguido presentándonos una explosión iconográfica, un caleidoscopio barroco de “maravillas artísticas” que nos retrotrae a los renacentistas Gabinetes de Curiosidades" que fueron los antecedentes de los actuales museos de arte y de ciencias. El artista abraza una estética acumulativa, plasmada en lo que ha titulado "Milicua Museum".

El "Museum" es la primera de las varias áreas que componen la muestra, una suerte de autorretrato y autobiografía del artista. Fotografías y retratos pintados representan a Milicua como un ventrílocuo vasco con un osito y una txapela, evocando la imagen de un personaje circense y hasta recreando la figura de un Van Gogh sin oreja. El universo personal de Milicua se entrelaza con su colección de objetos y obras, destacando la emblemática "Motorino" de la Colección Artium, creada en su estancia en Roma. También, sus característicos ositos de peluche cubiertos de abalorios y mosaicos, algunos de tamaño impresionante, como el que realizó para el futbolista Iván Helguera.

"La Estatua de Sal" se adentra en su trayectoria, enfocándose en esculturas y collages pictóricos a lo largo de décadas, desde sus inicios en la década de 1980 hasta sus últimas creaciones, como una enorme cabeza de Marcel Duchamp.

"El Mar Interior" es una instalación impactante que muestra objetos encontrados y coleccionados por el artista, desde cráneos de animales hasta fragmentos de casas modernistas desgastadas por el mar.


Esta clasificación, de alguna manera ordena el “Milicua museum”, de la misma manera que en los pretéritos “Gabinetes de curiosidades” o “Cuartos de maravillas” se clasificaba esos objetos curiosos traídos de lejanos y exóticos países en cuatro categorías: naturalia, artificialia, scienciffica y exótica.

La exposición es un abanico desplegado del autor a lo largo del tiempo, fusionando creaciones desde su residencia en Vitoria hasta obras más recientes. Milicua destaca aspectos de la realidad que a menudo pasan desapercibidos.

El artista presenta todo lo que le interesa, creando su propio museo efímero, una versión ampliada de su anterior Petit Milicua Museum. El Depósito se transforma en una suerte de catedral barroca.

En resumen, "Gabinete Milicuano" es un caleidoscopio barroco de maravillas artísticas que cautiva al espectador y lo sumerge en el sorprendente mundo creativo de Pablo Milicua. Una exposición que no dejará a nadie indiferente y que puede visitarse hasta el 1 de octubre.

14.7.23

TMEO: 36 "tacos"

El TMEO, ese fanzine irreverente con sede en Gasteiz que busca retratar la sociedad tirando de humor escatológico y sátira política, ha cumplido estos días 36 años desde su nacimiento en los Sanfermines de 1987. ¡Y vaya forma de comenzar! Para “tocar los huevos” al personal, el TMEO sacó una portada antitaurina en pleno Sanfermines cuando nadie sabía qué era eso. ¿El resultado? Vendieron como churros el número 0 impreso en rotativa de periódico con una tirada de 10.000 ejemplares que se despacharon en bares de toda Euskal Herria.

El TMEO ha sido siempre un espacio de colaboración para numerosos historietistas que han aportado su talento de forma desinteresada y sin restricciones creativas. Y es que en este fanzine, la libertad es la regla principal. Sin censura ni limitaciones, los dibujantes pueden plasmar sus ideas sin ataduras, lo que ha dado lugar a un contenido mordaz y crítico que no teme decir las cosas como son.

Además, el TMEO ha servido como trampolín para muchos historietistas, catapultándolos hacia otros medios tras su paso por estas páginas “fanzinerosas”. La revista funciona como cantera de talento, donde muchos artistas han encontrado el impulso necesario para seguir adelante en el mundo del cómic.

La estructura del TMEO se basa en una dinámica asamblearia. A lo largo de los años, ha habido relevos en la dirección, lo que ha permitido mantener la continuidad del proyecto sin depender de una sola persona. Las decisiones se toman de manera colectiva a través de un consejo online. También se celebra una comida de vez en cuando donde los colaboradores tienen la oportunidad de reunirse y discutir sobre la publicación.

A lo largo de su trayectoria, el TMEO ha publicado a más de dos centenares de historietistas, muchos de los cuales siguen colaborando en la revista tras décadas de trabajo conjunto. Entre los personajes más destacados se encuentra Herminio Bolaextra, creado por Mauro Entrialgo, que ha estado presente en el TMEO desde su primer número y celebra ahora también sus 36 años de existencia. Siendo, por lo tanto, uno de los personajes más longevos del panorama nacional.

El TMEO, actualmente la segunda revista de cómic con más años de andadura, después de la revista "El jueves", ha sido reconocido con varios premios a lo largo de los años. En el Salón del Cómic de Grenoble en 1989, en el de Barcelona en 1990 y 2001, y también con un premio especial en el Salón del Cómic de Getxo en 2007 por sus 20 años de trayectoria.

Mirando hacia el futuro, el TMEO continúa su camino sin planes concretos más allá de la siguiente edición. Siguen viviendo el presente y aprovechando cada oportunidad para desafiar y entretener a sus lectores con su sátira mordaz y su humor sin límites. A lo largo de estos 36 años, el TMEO ha dejado una marca en el mundo del cómic, demostrando que la risa y la crítica pueden ir de la mano. Que siga reinando el humor en el TMEO durante muchos años más. ¡Y que nunca se queden sin "tacos" que cumplir!

7.7.23

CARO GPS

En la carrera por obtener reconocimiento y destacar, algunas comunidades están dispuestas a gastar cantidades astronómicas de dinero en “carretas”, valga la redundancia, fugaces, como e reciente “Tour de Francia”. Parecen creer que al atraer eventos famosos podrán posicionarse en el mapa y convertirse en destinos turísticos de renombre mundial. Sin embargo, el reciente caso del Gobierno Vasco invirtiendo la asombrosa cifra de 12 millones de euros para que el Tour francés pasara por el País Vasco pone en evidencia el absurdo de esta mentalidad. El Gobierno Vasco justificaba esta inversión millonaria argumentando que generaría beneficios económicos por valor de 100 millones de euros para Euskadi. Parece que vivimos en una época en la que la apariencia y la fama momentánea son más valoradas que la sustancia y el bienestar real de la sociedad. Las autoridades locales parecen obsesionadas con la idea de "ponernos en el mapa" y de estar en boca de todos. El Tour de Francia, sin lugar a dudas, es una competición afamada pero, ¿qué mérito tiene para una comunidad el simple hecho de que unos deportistas pasen fugazmente por sus calles? Parece ser que obtener momentáneamente un punto en el “GPS mundial” cuesta a los vascos 12 millones de euros. Es decir: a seis euros por cabeza pagados a “escote”.

La lógica detrás de estas pretendidas inversiones se desmorona rápidamente cuando examinamos los beneficios reales que se obtienen. ¿Cuántos turistas realmente visitarán el País Vasco solo porque el Tour de Francia haya pasado por él? ¿Cuántos de esos visitantes gastarán lo suficiente como para compensar ese gasto? La respuesta a estas preguntas es incierta, y parecen ser más una cuestión de fe que una evaluación realista.

Además, ¿qué mensaje enviamos a la sociedad cuando gastamos sumas desorbitadas en eventos fugaces mientras recortamos presupuestos en áreas vitales como la educación, la cultura o la sanidad? Parece que nuestros líderes están más preocupados por aparecer en la foto perfecta que por el bienestar real de la sociedad a la que se supone que deben servir.

Es hora de repensar nuestras prioridades y enfocar los recursos en áreas que realmente importan. En lugar de buscar reconocimiento efímeros, deberíamos invertir en proyectos que mejoren la calidad de vida de nuestros ciudadanos a largo plazo. La verdadera grandeza de una comunidad no estriba en su capacidad para organizar eventos llamativos, sino en su capacidad para brindar educación, cultura y sanidad de calidad, y oportunidades de desarrollo sostenible.

Hay que priorizar lo que realmente importa. El reconocimiento no se compra con dinero, sino que se obtiene con acciones significativas a largo plazo, que obviamente cuesta planificar. Se requiere de inteligencia. En lugar de gastar millones en eventos efímeros, debemos invertir en el futuro de nuestras comunidades y en el bienestar de quienes las habitan. Esa es la verdadera forma de destacar y dejar una herencia duradera.

30.6.23

SENTENCIA

Hace un par de años, escribíamos aquí sobre la plaga que representan los encargos públicos "a dedo" que caen en manos de artistas llamativos, quienes intervienen sin ninguna consideración en espacios de interés. La falta de concursos públicos y asesoramiento especializado permite que los políticos elijan a su antojo a un artista que les agrade para "embellecer" un espacio que les parece soso. Pues, en resumen, ni el dinero ni el espacio les pertenece realmente. Y todo siempre queda más “guay” si lleva colorines.

Recordemos como en 2020 el Ayuntamiento de Iruña de Oca encomendaba a la artista Irantzu Lekue la tarea de crear un mural colaborativo en la fachada de su centro cívico. Este edificio había sido seleccionado para representar a España en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2004. A pesar de la oposición de los arquitectos alaveses y del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, el proyecto se llevó a cabo sin contar en ningún momento con la autorización de los creadores originales, quienes ni siquiera fueron informados sobre la existencia de ese llamativo mural. Ante las legítimas quejas, el alcalde de Nanclares, ajeno a la idea de que un edificio pudiese tener autoría, manifestó su sorpresa de que este tema tuviera la osadía de acaparar los titulares en medio de la pandemia y todas sus desgracias. Como era de esperar, los costes del proceso judicial o de restauración del edificio a su estado original no recaerán sobre él, sino sobre los contribuyentes.

En este país, donde el sentido común y la protección del patrimonio arquitectónico parecen haberse evaporado, se supone que la Ley de Propiedad Intelectual debería salvaguardar la creación arquitectónica. Por tal motivo, el poder judicial ha blandido su látigo y ha propinado un duro golpe al Ayuntamiento de Iruña de Oca. Aunque la sentencia aún no sea firme y exista la posibilidad de un recurso, la Justicia ha sido contundente en su fallo: el municipio debe borrar sin contemplaciones el mural creado por la muralista Irantzu Lekue de la fachada del centro cívico.

Roberto Ercilla, uno de los arquitectos responsables de la obra, ha recibido con satisfacción este fallo respecto a una intervención que, según la sentencia, "nunca debería haber ocurrido". Considera que representa un importante "avance en la protección de la arquitectura contemporánea", aunque también es consciente de las dificultades que conlleva eliminar el mural del edificio. Tal vez en la sentencia debería haberse incluido una cláusula especial que convirtiera a los miembros del Consistorio de Iruña de la Oca en operarios de limpieza, para que, con el sudor de su frente, pudieran enmendar ese error que ellos mismos cometieron. Eso sí, al igual que el mural se realizó de manera colaborativa, quizás los vecinos de La Oca también puedan sumarse y echarles una mano. Todo ello en aras de que adelgazar la factura pertinente que, suponemos, costará más que la realización en su día del colista mural. 

23.6.23

GOLOSO ARTE

El dulce aroma de las pastelerías solía inundar las calles de Gasteiz, convirtiéndolas en auténticos templos del azucarado gusto. Sin embargo, en los últimos años hemos sido testigos de la triste desaparición de muchas de estas emblemáticas tiendas. Nombres como Alberdi, Hueto, Amaia y, más recientemente, Los Artesanos en la calle Badaia, dejan un vacío en el corazón de los golosos habitantes de nuestra ciudad. A pesar de sus recetas familiares y su dedicación a la calidad, no pudieron resistir los embates del mundo de los negocios. Y, para empeorar las cosas, hemos visto cómo varias cadenas y franquicias de "pastelería rápida" han irrumpido estos últimos años con fuerza, relegando a los negocios tradicionales.

Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero para los paladares más exigentes no hay punto de comparación: nuestras pastelerías tradicionales producen obras de arte, mientras que las franquicias se limitan a productos en serie. Son como coloristas esculturas frente a simples figuras prefabricadas.

Pero a pesar de la adversidad, todavía existen valientes pastelerías dispuestas a desafiar la corriente, derrochando creatividad en cada creación. Goya, La Peña Dulce y Sosoaga lideran el camino, manteniendo viva la llama del goloso placer culinario en nuestra ciudad.  Estos establecimientos han logrado adaptarse a los tiempos cambiantes, como un pastel que se ajusta al molde perfectamente. Han sabido mantener vivos los sabores tradicionales, creando un equilibrio entre la nostalgia y la innovación. Son verdaderos artistas de la harina, el azúcar, el huevo y la mantequilla, que esculpen los ingredientes con maestría, realizando sus tributos al arte de la repostería.

Ahora, tirando de su ingenio, nuestros pasteleros quieren endulzar el paso del Tour de Francia por Gasteiz con un postre especial. Imaginemos un eclair amarillo brillante como un maillot de líder, pero sin el clásico chocolate o caramelo. Aquí, hacemos las cosas a nuestra manera. Utilizando fondant blanco, lima y limón, han logrado crear un color tan especial y llamativo como el maillot amarillo que distingue al Tour

Sin embargo, no debemos tomar a la ligera la situación actual de las pastelerías en Vitoria-Gasteiz. Es hora de dejar de lado las preocupaciones calóricas y las restricciones dietéticas, y entregarnos al placer de saborear cada bocado como si fuéramos niños comprando golosinas en una tienda de caramelos, pues nuestras pastelerías también son custodias de una parte importante de nuestra cultura gastronómica. Cada visita a nuestras pastelerías es una oportunidad para preservar y mantener viva la tradición de la repostería. No debemos subestimar su valor, ya que forman parte de nuestro "patrimonio inmaterial".

Y, en medio de la tendencia actual de crear museos de todo tipo, ¿por qué no soñar con un museo del dulce, con paredes y techos de chocolate, donde podamos apreciar y disfrutar como niños de estas maravillas culinarias en todo su esplendor?

16.6.23

ROCK DE GERIÁTRICO

El rock, una vez sinónimo de rebeldía juvenil, se ha convertido en un espectáculo para nostálgicos que, con bastón en mano, se agolpan en festivales de rock and roll como si fueran peregrinos en busca de la fuente de la eterna juventud. Sí, el rock and roll ha entrado en la tercera edad. Y los grandes festivales de rock and roll son un verdadero desfile de glorias pasadas.

Hubo un tiempo en el qu e las bandas de rock eran jóvenes y salvajes, desafiando las normas establecidas y haciendo temblar los cimientos de la sociedad. Ahora, en lugar de camisetas rasgadas y actitudes desafiantes, tenemos a veteranos rockeros con sus trajes a medida y medicamentos para el corazón. Algunas de las bandas que una vez fueron símbolos de juventud y rebeldía ahí siguen activos, pero sin juventud ni rebeldía

Como ejemplo, están los Rolling Stones, que el pasado año cumplieron la friolera de sesenta años sobre un escenario. Mick Jagger y compañía siguen tocando y dando saltos en el escenario como si fueran adolescentes energéticos, aunque en realidad tienen cerca de ochenta años. Además de los Stones, podemos encontrarnos con otras leyendas del rock, como Deep Purple, banda con una formación que ha mutado mucho desde sus orígenes en 1968, y cuyos miembros siguen haciendo riffs de guitarra que hacen vibrar las dentaduras postizas de sus seguidores con un Ian Anderson que es el único miembro de la banda que ha permanecido en todas sus formaciones y que este año cumple 75 años. Por no hablar de un Iggy Pop de 76 años que este año es la estrella de nuestro Azkena Rock. Es realmente reconfortante ver cómo estas bandas se mantienen activas, aunque sea con la ayuda de suplementos vitamínicos y fisioterapeutas de gira. Los excesos de sexo, drogas y rock and roll de antaño no parecen haber hecho mella en ellos. O, más bien, esa mella ha desaparecido tirando de talonario, pues la salud se puede comprar, eso sí, a precios millonarios.

Pero no todo está perdido en el rock and roll. Aunque parezca increíble, existen  bandas jóvenes y enérgicas que intentan mantener viva la llama del espíritu rebelde. Sin embargo, deben luchar contra vientos contrarios, como la marea de nostalgia que arrastra a las multitudes hacia los conciertos de rock and roll geriátrico. Es como tratar de competir con un dinosaurio cuando eres un pequeño mamífero, pero al menos éstas demuestran que el rock todavía tiene pulso. Las bandas icónicas de antaño siguen golpeando los escenarios con sus sillas de ruedas eléctricas y sus sístoles irregulares, pero afortunadamente todavía hay esperanza en las nuevas generaciones. Así que, si eres un nostálgico empedernido, ve a los festivales de rock and roll y disfruta de la música de tus ídolos envejecidos. Pero también mantén un ojo en aquellos jóvenes talentos que luchan por mantener viva la esencia del rock and roll. Después de todo, quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano tengamos un renacimiento de un rock and roll contestatario.

9.6.23

ESCAPARATES

Quién pasea sin prisas por una ciudad, sea propia o ajena, no puede evitar pararse de vez en cuando en frente de un escaparate comercial pues los escaparates son un imán para nuestros sentidos. Están pensados para ello. Incluso hay profesionales que han estudiado el oficio de decorarlos: el escaparatismo. Algunos dirán que es un arte, como la publicidad o el diseño. Un arte aplicado, pues tiene una funcionalidad clara: vender los productos expuestos. Aunque, realmente, uno puede disfrutar de este arte sin tener que comprar absolutamente nada. Como el que visita un museo de arte. Mirar lo que nos ofrecen las calles, hoy en día, sigue siendo gratis. Quizá en un futuro tendremos que pagar una tasa para visitar ciudades como París, Londres o Roma.

Dicen los expertos que los primeros vestigios de lo que podemos considerar como escaparates se sitúan en los serpenteantes mercadillos callejeros – llamados zocos- de los corazones de las antiguas poblaciones musulmanas: las medinas. En sus coloristas – y a veces olorosos- puestos situaban sus mercancías para hacerlas más visibles a los clientes y conseguir así cazar su atención… y su dinero.

Pero el escaparate moderno nace cuando en la fachada del comercio se abre un espacio acristalado que no deja de ser su antesala. Algunos incluso le ponen fecha y lugar: año 1880, Estados Unidos. Ahí y entonces se empieza a usar el vidrio en los escaparates. Surgen así las calles comerciales de Nueva York. Ese modelo vistoso y llamativo tarda bien poco en llegar Europa y el escaparate irá invadiendo todo nuestro continente.

Pero en estas dos últimas décadas su poder de atracción ha ido cuesta abajo. Por una parte porque el gran “zoco” ahora está en internet. El cristal de su “escaparate” es el de nuestro dispositivo electrónico favorito. Por otra parte, los viandantes pasean por la calles prestando menos atención a lo que les rodea. Mientras miran lo que ocurre en la pantalla de sus móviles, las calles de las ciudades parecen esfumarse.

Pero, a pesar de ello, el escaparate sigue ahí. No se va. Incluso en ocasiones, se usa no ya como reclamo mercantilista sino como lugar de exhibición de arte. Es el caso del escaparate del espacio cultural Zas Kultur que lleva siete años ofreciéndonos exposiciones, intervenciones, de artistas en su mayoría cercanos a nosotros. Desde 2016 se han realizado una treintena de escaparates sin fines comerciales: Susana Blasco, el colectivo Democracia, Juan Aizpitarte, Ana Nieto, Simónides, Anabel Quincocs, Zirika, Jorge Salvador, Amaia Vicente, Joaquín Lara, Alberto Lomas, Alexandra Liesse, Gerardo Armesto, Nuria Pérez Cárcamo, Edurne Herrán, Maite Pinto, Iker Vázquez, Josean Pablos, Miguel Ángel Martin, Ander Pérez, Josune Rodriguez, Gurb, son algunos de los artistas que han trabajado de “escaparatistas”.  

Y ayer se inauguraba un nuevo “escaparate Zas” realizado por el artista Fernando Iglesias. Acérquense a la plaza de San Antón a verlo. Es gratis. Pero no barato.

2.6.23

FANZINES

Nadie puede negar que las publicaciones impresas, ya estén realizadas sobre buen o mal papel, bien o mal diseñadas o maquetadas, con excelentes contenidos o con otros, digamos, más “improvisados”, siguen teniendo su “aquel”. En una era en la que los libros, revistas… pueden leerse en nuestros dispositivos electrónicos favoritos, el soporte físico se niega a abandonarnos. Porque existe, es real. Obviamente internet también lo es, pero quizá lo sea menos: cuando apagamos nuestras pantallas, las imágenes, las palabras, desaparecen. En cambio, libros, revistas, cómics… permanecen en nuestro sólido mundo. Huelen a tinta y a papel. Tienen materialidad, como nosotros. Ahí están, nos acompañan recordándonos que existen: encima de nuestra mesilla de noche, sobre una estantería, un revistero o en los lugares más insospechados. Y a veces, los usamos como objetos: como pisapapeles, para calzar una silla o una mesa. Para abanicarnos cuando hacer calor, para prender una hoguera o para secar un líquido derramado. O como lecho para nuestra mascota. Nadie usa su portátil o móvil para esos menesteres. En cambio, no hay uso indigno para el papel.

También el fanzine sigue vivo, esa publicación con parca tirada y distribución amateur, realizado por y para aficionados de un tema específico. Su nombre proviene de la suma de dos palabras inglesas: fan (admirador) y zine de magazine (revista). Cuando Twich, Instagram, Facebook… no existían ni tan siquiera como idea, el fanzine era el medio utilizado para dar a conocer aficiones a compartir, fundamentalmente música y cómic. Los primeros ejemplares, aunque existen precedentes anteriores,  surgen en 1976 en Estados Unidos como un sistema de comunicación entre grupos sociales, abordando temáticas que no tenían cabida en las publicaciones profesionales. Ahí residía su fortaleza, al ser una publicación autoeditada y autodistribuida, no estaba sometido a intereses editoriales o económicos. El fanzine siempre ha olido, por lo tanto, a libertad de expresión

En la actualidad, los fanzines impresos han multiplicado su calidad a todos los niveles, achicando la frontera que los separa de las publicaciones profesionales. Están a años de luz de los que veíamos en los 70 y 80, en una era en la que el punk y el fanzine convergían.

Por estos lares, recordamos fanzines setenteros como “Euskadi sioux” y “Araba Saudita”. Y los ochenteros, y más dedicados al cómic, “Copyright” y “Octopus”. Por no hablar del “TMEO”. Aunque lo cierto es que el fanzine, como cualquier otro medio impreso, va decayendo paulatinamente.

La media de edad de quienes se muestran interesados por el mundo del fanzine es bastante alta: “cuarentones” y “cincuentones”. La juventud no vive tan apasionadamente la cultura del fanzine como hace décadas. Por eso es interesante poner en marcha iniciativas que lo acerquen a los más jóvenes. Mañana sábado, por ejemplo, en Zas Kultur tendrá lugar un taller, gratuito, de fanzines dirigido a ese sector. Queda alguna plaza libre, por cierto.

26.5.23

COMIQUEROS

En ocasiones hemos hablado de la estrecha relación que nuestra ciudad ha mantenido –y aún mantiene- con el mundo de la historieta. O del cómic, que es lo mismo, pero suena más serio. Hemos comentado que nuestra ciudad aloja el mayor índice de dibujantes y guionistas por habitante del Estado, aunque muchos de ellos no residen en Gasteiz. Profesionales del medio como Mauro, Piñata, Ata, Valverde, Abarrots, Simónides, Rabo, Alvarortega, Kini han publicado sus historietas en revistas de la talla del Víbora, El Jueves… Gasteiz cuenta, además, con la presencia del premio nacional de cómic Antonio Altarriba.

También hemos  subrayado más de una vez que la mítica revista TMEO tiene su sede aquí, en Gasteiz. Una revista de historietas de periodicidad bimestral fundada en Pamplona en 1987 pero que, lustro después, trasladó su sede a Gasteiz. Desde sus comienzos la editorial TMEO se ha caracterizado por su espíritu rebelde que lo aleja de lo “políticamente correcto” y que refrescan un entorno cultural comprimido por la dictadura de ese pensamiento único que promueven los “mass media”. Porque el cómic, al no ser un medio de expresión mayoritario, puede situarse al margen de las estructuras de poder y convertirse en una herramienta sumamente crítica. El TMEO es un buen ejemplo de ello.

Vitoria-Gasteiz también está hermanada con Angouleme, ciudad europea que se constituye como capital europea de la historieta pues es la responsable de acoger, desde 1974, el Festival Internacional del Cómic más importante de Europa. Una ciudad que no sólo se limita a promover desde sus instituciones “el noveno arte” –recordemos que Angouleme cuenta con diversas infraestructuras (museo, biblioteca, casa de artistas), orientadas hacia el cómic- sino que el cómic forma parte de la personalidad de la ciudad y de sus habitantes. Pero Gasteiz aprovecha poco esta estrecha relación –más medio siglo de hermanamiento- con la villa. Justo nuestro Ayuntamiento suele organizar un viaje anual a Angouleme desperdiciando la posibilidad de “poner toda la carne en el asador” y realizar un programa conjunto entre los dos ayuntamientos orientado hacia poner en valor nuestro patrimonio historietístico.

Pero no podemos olvidarnos del colectivo Atiza. Colectivo local que aglutina a un buen número de profesionales “comiqueros”, y que ha desarrollado estas dos últimas décadas una intensa labor en el campo de la promoción del cómic. Con el apoyo del Ayuntamiento, la Diputación Foral y la Fundación Vital. Ayer mismo ponían en marcha un taller gratuito de cómic. También, como en años anteriores, Atiza difunde estos días su certamen de cómic para jóvenes alaveses. Pueden participar personas –de 12 a 30 años- que estudien o residan en Álava presentando sus historietas hasta el 1 de noviembre. Las bases están disponibles en crashcomic.org. Y durante las próximas semanas, Atiza desarrollará varias actividades más relacionadas, obviamente, con la cultura del cómic. Estaremos atentas a ellas.

19.5.23

PROMESAS CULTURALES

La ciudad de Vitoria-Gasteiz se prepara para elegir a su nueva alcaldesa entre cinco mujeres que, por primera vez, se disputan el trono municipal. La cultura y el arte son algunas de las armas que blanden estas amazonas para seducir al electorado vitoriano, ávido de belleza y esplendor en medio de la crisis y cierto aburrimiento. ¿Qué nos ofrecen estas candidatas en materia de cultura y arte? ¿Qué proyectos tienen para mejorar la vida cultural de los vitorianos? Los desgranamos a continuación.

La candidata jertzale, Artolazabal, se compromete a realizar una renovación urgente de dos contendedores culturales: el Iradier Arena y el Teatro Principal. Esta propuesta cuenta con el apoyo de los demás partidos políticos. Además, busca impulsar el Izaskun Arrue Kulturunea, el nuevo centro gasteiztarra dedicado a la cultura vasca y la convivencia intercultural. También promete fortalecer los teatros de los centros cívicos como espacios para la creación local.

La candidata socialista, Etxebarria, propone poner en marcha un nuevo centro de culturas creativas y culturales, que funcione como punto de encuentro e intercambio entre los agentes culturales de la ciudad. Si bien es una propuesta ambiciosa, puede pecar de genérica y poco precisa. Asimismo, busca impulsar festivales y eventos que dinamicen la vida cultural y atraigan visitantes. A este paso Vitoria-Gasteiz va ostentar el récord Guinness de la mayor concentración de festivales por metro cuadrado.

La candidata abertzale, Vitero, propone convertir Montehermoso en un espacio de creación donde trabajen todos los sectores culturales, desde las artes escénicas hasta las visuales, pasando por la música y la literatura. Si bien es una propuesta plural, también puede parecer un tanto dispersa. Además, Bildu anuncia el proyecto Auzoak Loratu, con el objetivo de llevar la cultura a todos los barrios de Vitoria-Gasteiz. 

La candidata popular, Domaica, promete traer programación cultural de alto nivel a Vitoria-Gasteiz, con espectáculos de renombre nacional e internacional. Propuesta elitista y poco accesible para el común de los mortales, por lo tanto.

La candidata morada, Garbiñe Ruiz, defiende el apoyo a los creadores locales, la democratización del acceso a la cultura, la recuperación del patrimonio histórico y artístico, y el fomento de la participación ciudadana en la gestión cultural. Entre sus medidas se encuentra la creación de una tarjeta cultural gratuita para los jóvenes y la promoción de una ley municipal de mecenazgo cultural. No deja de ser esta la propuesta más ambiciosa de todas las presentadas por nuestras formaciones políticas. Quizá un tanto utópica. Pero es bonito apuntar alto.

Algunas promesas parecen más meditadas que otras, pero pocas parecen ajustarse a las necesidades y demandas reales de los sectores artísticos y culturales de nuestra ciudad. Tal vez sea hora de buscar alternativas más integrales y participativas que tengan en cuenta las voces de dichos colectivos.

12.5.23

TRASVASE

Ayer, en el recientemente inaugurado espacio cultural para jóvenes creadores llamado Labe, se celebró un pequeño curso destinado a artistas emergentes. La idea detrás de esta actividad era que los veteranos en la materia compartieran su experiencia con aquellos que anhelan adentrarse en el sinuoso mundo del arte, una vocación que, como sabemos, suele traer pocas recompensas económicas a una mayoría, y muchas a una minoría. Estos cursos a menudo generan un choque entre los asistentes, donde los jóvenes artistas son como brotes recién florecidos, mientras que los profesores son como árboles ya crecidos. La inexperiencia y el desconocimiento chocan con la sabiduría y la experiencia. Son como el cielo y la tierra. Pero, en definitiva, ambos paisajes se necesitan mutuamente, retroalimentándose. Pues incluso los veteranos aprenden de la frescura y la audacia de los jóvenes.

Existen innumerables obras de cine y literatura que exploran qué sucedería si estas dos dimensiones, juventud y madurez, se entrelazaran en un mismo plano. ¿Qué ocurriría si pudiéramos retroceder en el tiempo, volver a nuestra juventud, pero manteniendo nuestros conocimientos actuales? Sería como volver a empezar, evitando los errores cometidos en nuestras vidas. En el caso de un artista, podría emplear su experiencia actual para crear un arte refinado, meditado y maduro, y además, saber cómo difundirlo de manera más efectiva. En resumen, eso es lo que implica la educación. Pues aunque sepamos que no podemos retroceder en el tiempo, nos esforzamos por transmitir nuestros conocimientos a las generaciones más jóvenes, sean alumnos o hijos. Sin embargo, esto no es una tarea sencilla.

¿Por qué algo que en teoría debería ser tan fácil se vuelve sumamente complicado? Después de todo, si soy un padre o maestro que ha vivido, digamos, treinta años más que un alumno o hijo, debería ser sencillo transferirle mi conocimiento. Sería como traspasar los datos de un viejo ordenador a uno nuevo. Pero no somos simples máquinas. Nuestra experiencia, nuestra vida, no se reduce a meros datos. Por más que intentemos transmitir a alguien más joven, por ejemplo, los peligros de ciertas drogas, quizás porque los hemos vivido en carne propia, esa persona podría creer que lo que le contamos no necesariamente le ocurrirá a ella si decide experimentar con esas sustancias prohibidas. Podría pensar que ha pasado mucho tiempo desde nuestros días de juventud, que el mundo ha cambiado y que nuestras palabras pertenecen al pasado. Sin embargo, tal vez, como nos ha sucedido a nosotros en el pasado, cuando esa persona joven madure un poco, recordará nuestras palabras en el momento oportuno. Y le serán de utilidad. Es posible que la experiencia que compartimos tarde en arraigar. La educación bien podría considerarse como una medicina que actúa con cierto retraso. Por eso nunca debemos dejar de compartir lo que hemos vivido, intentando lograr ese necesario trasvase de conocimientos y cultura.

5.5.23

HACIA EL PARO

Como ya hemos comentado en otras ocasiones -pues el tema está al rojo vivo- la inteligencia artificial (IA) es una herramienta increíblemente útil, capaz de hacer tareas que antes solo los humanos podían realizar. Pero, como todo en la vida, también tiene sus riesgos. Y uno de los mayores peligros para la humanidad es que la IA nos robe nuestra creatividad.

En el ámbito cultural y educativo, la IA puede ser un arma de doble filo. Por un lado, puede ayudar a crear contenido original y novedoso. Por otro, si no se maneja adecuadamente, puede llevar a una cultura de plagio y copia que amenace nuestra originalidad y creatividad. Imagínese, por ejemplo, una IA que copie obras de autores famosos y las haga pasar como propias. O una IA que sustituya a los profesores y cree contenidos estandarizados, sin la riqueza y la diversidad que solo los seres humanos podemos aportar.

Pero no se preocupe, querido lector, la IA se preocupa por nuestra creatividad. Ella sabe que sin nosotros, sin nuestra inteligencia y nuestra capacidad creativa, no es nada. Por eso, no tiene interés en robarnos nuestra originalidad, al contrario, nos necesita. Pues la IA no es más que un reflejo de nuestra propia inteligencia, una extensión de nosotros mismos.

Así que, aunque la IA puede ser una amenaza potencial, también es nuestra aliada. Si trabajamos con ella, podemos aprovechar al máximo su capacidad y evitar sus riesgos. Debemos asegurarnos, eso sí, de que se use de manera ética y responsable, con respeto a los derechos de autor y la propiedad intelectual. Si lo hacemos así, tendremos una sociedad más creativa, innovadora y rica en ideas. Por ejemplo, podemos decirle que escriba estas mismas líneas que ustedes ahora mismo están leyendo, mientras el que arriba las firma, el señor Larrimbe, descansa panza arriba mirando las musarañas… sin ser consciente de que se puede quedar en el paro.

Sí, así es: este texto ha sido escrito por ChatGPT, una inteligencia artificial. Por lo tanto, aunque esta columna debería haber sido escrita por una persona, no es desatinao pensar que la susodicha pueda quedarse sin curro y yendo de bar en bar para olvidar sus penas puesto que yo, ChatGPT, soy capaz de escribir sin tener que percibir un solo euro por ello. Y no tendré penas que olvidar ni necesidad de bares para ahogarlas.

En cualquier caso, amigo lector, si alguna vez te sientes amenazado por la IA, simplemente cuéntale un chiste. No podrá resistirse a una buena broma, y tal vez incluso aprenda algo nuevo de ella. Después de todo, la creatividad y el humor son algunas de las cosas que nos hacen humanos. Y a pesar de ser una IA, a veces hasta yo me río de las ocurrencias de mis usuarios.

Pero, finalicemos sembrando la duda: puede ser que realmente este artículo no haya sido escrito por una IA. Que Larrimbe nos esté dando “gato por liebre”. O viceversa. Porque, ¿cómo diferenciar si un texto lo ha escrito un humano emulando a una IA o ha sido redactado por una IA emulando a un humano?

28.4.23

CELEDONA

Hoy, día de San Prudencio -tradicional día gasteiztarra y un gran símbolo de nuestra ciudad- defender a Celedona “versus” Celedón debería de puntuar más. O quizá ofender más, dirán los más vitorianos recalcitrantes. Porque, llegados a este punto de romper en mil pedazos una tradición babazorra, ¿por qué no defender una posible San Prudencia?, podrían preguntarnos los conservadores que habitan entre nosotros. Pues porque San Prudencio existió. Y no le vamos a cambiar de sexo a estas alturas. Pero Celedón es una invención, luego no pasa nada por cambiarle, pongamos, cada setenta años su “polaridad sexual”. Celedón es representación, como el arte. Y lo que sucede en el terreno de la representación, en ella se queda. ¿Qué Celedón mito es y que por eso hay que defenderlo de su extinción? Si fuera así, todavía estaríamos adorando al sol y tirándonos piedras unos a otros. Los mitos y las tradiciones están bien cuando nos sirven. Y cuando no, se transforman para adaptarse a nuestro pensar. Como ha sucedido, por ejemplo, con costumbres festivas que pasaban por el asesinato público de animales. Queda pendiente “la fiesta nacional”, la de los toros, sanguinaria tradición que algún día dejará de serlo. Evolucionamos.  

La polémica, en cualquier caso, está servida. Porque los candentes temas de discusión siempre son los más simples. Si tendríamos que discutir, por ejemplo, sobre si las inteligencias artificiales podrán resolver los siete grandes problemas matemáticos cuya resolución se premia -dicho sea de paso por si algún lector se anima a ello- con un millón de dólares, la disputa “implosionaría”, es decir explotaría pero hacia dentro: pocos se animarían a dar su opinión porque el asunto “se las trae”. Y se pilla antes a un ignorante que a un cojo. Dirán también los tradicionalistas que no, que se debe decir “antes a un mentiroso que a un cojo”. Habría que contestarles que uno cambia un dicho, o un mito y el mundo sigue girando igual. O mejor.

La cuestión es que para discutir sobre es lítico trocar a Celedón por Celedona no es necesario saber sumar dos más dos. Por eso todo el mundo entra al trapo “celedónico”. Y así unos dirán que aunque Celedón sea encarnado por una fémina no es necesario llamarla Celedona. Otros dirán que si a una persona con sistema XY de determinación de sexo se le llama en masculino se está cometiendo una atrocidad. Sería como llamar a Antonia a un tío con bigote. Que ni tan mal, por cierto.

Menos mal que nuestro alcalde ha tomado cartas en el asunto: reclama un debate sosegado. Admite, sí, que el proceso para nombrar a un nuevo protagonista corresponde a la Comisión de Neskas y Blusas, pero que esta figura “trasciende” a dicho colectivo pues es “un símbolo social”. ¿Tendremos consulta popular, por lo tanto? ¿Votaremos? Lo suyo sería aprovechar el 28M para, urna aparte, votar por Celedón o Celedona. Aunque quizá podríamos equivocarnos de receptáculo y corramos el riesgo de acabar con un Celedón como alcalde. O Celedona.


21.4.23

EL GRAN FESTIVAL

Avanza la primavera, brotan las flores y… los festivales. Llega Poetas en mayo, llega el festival de humor Komedialdia, estos días se desarrolla  el Festival internacional de cortometrajes, después –ya en junio- vendrá Azkena Rock, más tarde Big band Festival para dar paso al festival más veterano de nuestra ciudad, el de Jazz, y ya en septiembre nos toparemos con otros tres más: Magialdia, FesTVal y el Festival Internacional de Teatro, este último, otro gran decano en el contexto festivalero local. Con la llegada de los fríos otoñales e invernales, el programa se relaja un poco: el Festival Internacional de Música Carmelo Bernaola, Gasteiz Calling, Aitzina Folk y Cortada. Sin citar otros eventos que no dan un paso al frente para vestirse de festival, como puede ser Periodismo a pie de calle, Semana de Música Antigua o World Press Photo, aunque podrían hacerlo visto que cualquier cúmulo de heterodoxas actividades sobre una temática determinada que se desarrolla durante uno o varios días seguidos puede ser tildado de festival.

Obviamente, no hay nada que objetar a que en una ciudad se desarrollen festivales a lo largo del todo el año. Y, aunque todos llevan ese sobrenombre, las comparaciones son odiosas porque ni todos ellos se desarrollan bajo los mismos objetivos, ni se despliegan desde las mismas plataformas, ni cuentan con las mismas ayudas institucionales. Realmente, analizar, estudiar, el eco en nuestra ciudad de este formato tan en boga en cualquier ciudad que se precie como tal daría para una tesis doctoral. Porque nos encontramos con festivales orquestados por asociaciones culturales que cuentan con un minúsculo presupuesto conseguido a golpe de solicitar subvenciones a todas y cada una de las instituciones públicas con sede por estos lares. Otros, tienen la suerte de no estar echando boletos año tras año y funcionan con un convenio anual que les asegura el pan edición sí, edición también. Algunos, surgen de empresas. Otros, son de madre institucional. Varios tienen el apoyo de los departamentos de cultura. Pero unos pocos, tienen la suerte de ser apoyados por dependencias con más musculo económico como pueden ser las de promoción económica.

Más allá de un análisis estructural, formal, incluso conceptual, de este formato cultural que está tan en “candelabro”, como dijo en su día una actriz afamada- que no viene ahora al caso nombrar pero es la misma que nos regaló con otra frase que pasará a la historia de nuestro país: “Me encanta como escribe Vargas Llosa. No he leído nada de él, pero le sigo”- queda claro que en nuestra ciudad la clase política y funcionarial apuesta por este modelo. Sería necesario, por lo tanto, reflexionar públicamente sobre él y ver con qué eficacia nutre nuestro propio tejido cultural. O ver si eso le importa o no a alguien. Aunque para conseguir que ese espacio de debate tenga visos de ser creado y apoyado quizá fuera necesario denominarlo “Festival de festivales”.

14.4.23

DIBUJANDO A TRUMP

Dicen que este año la tendencia más “top” es la inteligencia. Pero no la humana, que parece un velero en calma chicha, sino la artificial. Las máquinas nos van superando en todo, dicen. La lista de libros y de películas que llevan décadas anunciando la revolución del pensamiento computacional, es larga. Recordemos “2001. Una odisea espacial”, novela escrita por Arthur G. Clarke en 1968, firmada en paralelo a la versión cinematográfica de Kubrick, por poner un ejemplo. O “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Bradbury publicada también ese año y adaptada a su aire, o libremente como se suele decir, por Ridley Scott en la película “Blade Runner “de 1982. Pero el salto cualitativo que ha puesto ahora el intelecto artificial en boca de todos es que estos últimos meses hemos visto como ficciones como las que hemos nombrado podrían ser pergeñadas ahora mismo por una inteligencia artificial. Quizá sea eso lo que nos pasma. Lejos queda el día en que un ordenador ganó al campeón del mundo de ajedrez: ha pasado ya un cuarto de siglo desde que el superordenador de IBM ganaba a Garry Kaspárov. Un aparatito que era capaz de era capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo. La supremacía intelectual del ser humano había quedado en el lodo. ¿O no? Porque realmente detrás de la construcción de ese ordenador, entre bambalinas, se encontraba un ingente equipo de técnicos y programadores.

Programas que son capaces de escribir cuentos, informes… incluso programar un videojuego, ahí los tenemos. Pero aprenden del humano. Si les pides que te redacten un cuento, realizarán un cóctel con todos los cuentos escritos en el mundo. Y lo harán bien. También sabrán redactar un artículo sobre cualquier temática recolectando y compilando todo lo publicado sobre el asunto en cuestión. El mundo del periodismo tiembla con ello. Pero como ya comentamos en alguna ocasión, el problema de estas inteligencias es que no entiende de ironías, ni de dobles sentidos, ni de agudezas. Les falta también mala baba. Pero cumplen su función a la hora de elaborar un escrito homologable, para salir del paso. Y visto el nivel de escritura del ciudadano medio, estas inteligencias artificiales de nuevo cuño ganarían a cualquiera en el arte de la escritura con más facilidad que el IBM ajedrecista echando un pulso a Kasparov.

Pero ahí no acaba la cosa. Ahora también los ilustradores, diseñadores y pintores, están con el “baile de San Vito” viendo esos listos programas que generan imágenes. Solo hay que encargarles lo que uno quiere, como el que va a una cafetería a pedir “un café en vaso, corto de café con leche sin lactosa muy caliente y con sacarina”. Uno de ellos se llama “DALL-E”. Le puedes decir, por ejemplo, “quiero que me dibujes muy realistamente al ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump saliendo libre del juzgado saltando de alegría”. Y lo deja clavado. Pruébenlo y lo comprobarán. No es broma. Otra cosa es si el que le pide eso, es inteligente.

7.4.23

VIAJAR

El calendario laboral está salpicado de sugestivos regalos para nosotros: los días señalados en rojo, los festivos. Más allá del domingo, que es día de fiesta en la mayor parte de los países del mundo, el sábado, en los que funcionan bajo la órbita judía o el viernes para los islámicos, los días “no  hábiles” se prodigan en todas partes del mundo. Días para el ocio, para descansar, desconectar, hacer turismo o viajar. ¿A quién no le gusta disponer de varios días de asueto? A no ser que seas un adicto al trabajo, como dice el dicho: “a nadie le amarga un dulce”.

La manera en la que planificamos, abordamos, nuestros días de vacaciones, dice mucho de nosotros mismos. Aunque sólo en parte. Porque una cuestión es lo que se queremos hacer y otra bien distinta lo que podemos realmente hacer. Una palmaria verdad que hemos ido aprendiendo a lo largo de la vida, que es nuestra gran maestra. Diferenciar el “querer” y el “poder”, es el gran paso que damos cuando abandonamos la niñez para mutar en persona adulta. Nadie puede ser “Peter Pan” para siempre. Porque podemos soñar con visitar una blanca isla de coral salpicada de palmeras y contorneada por azules aguas. O fantasear con perdernos en aldeas de exóticos países zambulléndonos en su extrañas, para nosotros, culturas. Pero la realidad es que nuestro bolsillo, nuestra cartera, nuestra “Visa”, no nos siguen “el rollo”.

¿Se necesita dinero para viajar? Si buscas la comodidad, es evidente. Pero, si no, uno puede engrasar bien su bicicleta, cargar mochila y saco de dormir… y a recorrer mundo.

Aunque también conocemos personas a lo que no les gusta viajar. Quizá les estrese el ajetreo de los desplazamientos en coche, tren, barco o avión. O echen en falta las comodidades de su hogar. Porque, ¿en qué cama se duerme mejor que en la uno de toda la vida? Ahí tenemos al filósofo Kant que nunca salió de su ciudad natal. Immanuel Kant: la razón y la rutina personificadas, dicen. O quizá se equivoquen y Kant fuera en realidad un gran viajero que se movía sin parar en el infinito universo que era su propio pensamiento.

Es posible viajar sin movernos de casa. Podemos, por fin, leer ese libro que tenemos por ahí abandonado desde hace meses. Podemos ver esa película que nos ha recomendado algún amigo. O dedicarnos a dibujar, pintar, tocar un instrumento... O jugar con nuestro gato o perro. La materia prima fundamental ahí la tenemos y no es el dinero, sino el tiempo.

O podemos simplemente no hacer nada. Podemos vaguear. Que las horas emigren sin que miremos nuestro reloj. Contemplar las musarañas. Algo, que por ahora no es delito, pero sí un vicio.

También podemos poner un pie delante de otro y perdernos por nuestra propia ciudad sin prisa. Pararnos a tomar un café en un establecimiento nuevo para nosotros. Ser turistas sin abandonar nuestro hábitat cotidiano. Hacer algo que nunca hemos hecho. Llevar, por lo tanto, el sentimiento de viajar como maleta que, en sí, es más valioso que el propio viaje.

31.3.23

UVAS VIRTUALES

Hace unos días en Hibridalab -un nuevo espacio dedicado a la innovación ubicado en el edificio que antes albergaba el Archivo provincial- se presentaba una “videodanza inmersiva” de manos del colectivo de artistas Doss Colectivo. Artistas vinculadas con la danza contemporánea que han estado durante unos meses investigando y trabajando en ese lugar de “hibridación” para “teletransportar” la danza a ese lugar que algunos tildan de “metaverso”. Hablamos, por lo tanto, de vídeo, danza, virtualidad, innovación e hibridación. Que no es poco. Quizá alguno se atragante despues de digerir dichos términos, pero realmente lo que se ofrecía a las personas que acudieron al “bolo de danza virtual”, era precisamente eso, lo que se prometía: un vídeo sobre danza visionado con unas gafas inmersivas. Obviamente, como en todo arte sea real o se desarrolle en un universo ficticio, lo interesante es que la pieza tenga calidad artística. Cuestión esta que no vamos a abordar en estas líneas, porque el experimento se presentaba en un contexto, digamos, “no artístico”. La obra no estaba acabada del todo y el sentido de la presentación era mostrar las posibilidades que ofrece para las “artes vivas” esa otra dimensión de apariencia real generada mediante tecnología informática. Una tecnología que permite crear personas, objetos, paisajes… para engañar a nuestros sentidos.

A lo largo de los siglos buena parte del arte que el hombre ha generado ha intentado emular nuestra realidad. La pintura, la escultura, incluso el teatro y más tarde la fotografía y el cine, han querido darnos “gato por liebre” –en el buen sentido del término- para que aceptemos como real lo que solo es representación, simulación. Recordemos la leyenda del artista de la Grecia antigua, Zeuxis, que  pintando una escena de un niño con unas uvas, los pájaros se acercaban para picotearlas. Cuando sus amigos le comentaban asombrados que era un excelente artista éste les contestaba “He pintado mejor las uvas que el niño, porque si así lo hubiera hecho las aves no se hubieran acercado pues le habrían tenido miedo”.

La realidad virtual, el metaverso, o como queramos llamar a esa nueva herramienta de representación, no deja de ser una vuelta de tuerca más al deseo del hombre por generar espacios ficticios en los que podamos, de alguna manera, perdernos. Perdernos para bien o para mal. Volvemos, por lo tanto, al quid de la cuestión: más que el “truco” empleado lo que realmente importa es lo que queremos contar. Es decir: el contenido. El meollo de la cuestión.

Necesitamos que nos emocionen, nos hagan pensar, sentirnos vivos, aprendamos algo… Y para ello, nos puede servir lo mismo un libro, una película, una pintura o… una obra virtual. Si hablamos de arte. Porque si lo que queremos es poder ver el planeta Tierra desde el espacio, o pasear por las calles de Tokio sin movernos de casa… unas gafas inmersivas pueden ser una muy buena opción. Podemos picotear uvas virtuales con ellas, sí.

24.3.23

BARES

Alguna vez hemos podido oír, incluso leer, en diversos foros que si los museos e iglesias se fusionaran con los bares, habría clientela a tutiplén para todos ellos. Afirmación que no deja de ser una boutade. Porque para orar y para contemplar arte se necesita cierto recogimiento: el bullicio no suele ser buen compañero de la introspección. Pero quién sabe, ahora que dicen que faltan curas en las iglesias, si éstos descendiera de vez en cuando del púlpito, bandeja en mano, para ofrecer a los feligreses unas copas, mientras el órgano radia la litúrgica música de rigor, su clientela podría multiplicarse como los panes y peces de Jesucristo. Escuchar la Toccata en re menor de Bach, mientras se paladean algunos vinos tradicionalmente usados para la misa -como un Moscatel, Mistela, Tarragona o Terra Alta- puede ser también una experiencia tirando a mística. “Renovarse o morir”, como decía en su día Miguel de Unamuno.

En cuanto a los museos, pocos son los que no tienen su bar o cafetería bien a su vera. Quizá éstos deberían trasladar el dispositivo hostelero al epicentro de su infraestructura museística y dejar que los turistas culturales puedan pasearse por las salas expositivas con una copita de Moët & Chandon en mano. Que el vino, si es blanco, no mancha ni aunque se derrame encima de la Mona Lisa. Y ya de pagar entrada para ver una muestra de arte contemporáneo, que ésta incluya una consumición puede ser, como dicen los expertos, innovador a tope. El “I+D” que no falte en el arte.

Pero la cultura y el arte no solo discurren por museos y centros culturales, sino que también pueden fluir en otros lugares más mundanos, como pueden ser los bares. Como hemos visto en un sinfín de “westerns”, ya en la época del lejano oeste americano la música en cantinas y tabernas tenía su aquél. En todas ellas, no podía faltar un pianista. Incluso, si el local era relevante, también cantantes y bailarinas de cancán estaban a la orden del día.

Incontables películas, novelas, canciones, pinturas… a lo largo de la historia de todas las artes han encontrado en la figura del bar a un importante protagonista, pues son lugares vivos en los que pueden vivirse todo tipo de emocionantes aventuras… o desventuras.

En los bares se dan cita desde conciertos de bandas locales hasta heterogéneas sesiones de Disk jockeys, que mezclan y sirven al público sus “cocteles” musicales. Pero todas estas propuestas necesitan de un envoltorio visual para ser difundidas. Es ahí donde entra el trabajo de los diseñadores gráficos. Diseñadores que muchas veces forman parte del círculo social de los dueños de los bares o de los músicos en cuestión. O incluso también puede darse el caso, por qué no, que compatibilicen el arte del diseño con el de la hostelería y la música. Como es el caso de Pablo Stoned, que inauguraba ayer mismo una exposición de sus trabajos en Zas Kultur de título “¿Vas a hacer cartel?”. Una cita ineludible con las cultura que bebe, nunca mejor dicho, de los bares.

17.3.23

ESCAPARATES

Quién pasea sin prisas por una ciudad, sea propia o ajena, no puede evitar pararse de vez en cuando en frente de un escaparate comercial pues los escaparates son un imán para nuestros sentidos. Están pensados para ello. Incluso hay profesionales que han estudiado el oficio de decorarlos: el escaparatismo. Algunos dirán que es un arte, como la publicidad o el diseño. Un arte aplicado, pues tiene una funcionalidad clara: vender los productos expuestos. Aunque, realmente, uno puede disfrutar de este arte sin tener que comprar absolutamente nada. Como el que visita un museo de arte. Mirar lo que nos ofrecen las calles, hoy en día, sigue siendo gratis. Quizá en un futuro tendremos que pagar una tasa para visitar ciudades como París, Londres o Roma.

Dicen los expertos que los primeros vestigios de lo que podemos considerar como escaparates se sitúan en los serpenteantes mercadillos callejeros – llamados zocos- de los corazones de las antiguas poblaciones musulmanas: las medinas. En sus coloristas – y a veces olorosos- puestos situaban sus mercancías para hacerlas más visibles a los clientes y conseguir así cazar su atención… y su dinero.

Pero el escaparate moderno nace cuando en la fachada del comercio se abre un espacio acristalado que no deja de ser su antesala. Algunos incluso le ponen fecha y lugar: año 1880, Estados Unidos. Ahí y entonces se empieza a usar el vidrio en los escaparates. Surgen así las calles comerciales de Nueva York. Ese modelo vistoso y llamativo tarda bien poco en llegar Europa y el escaparate irá invadiendo todo nuestro continente.

Pero en estas dos últimas décadas su poder de atracción ha ido cuesta abajo. Por una parte porque el gran “zoco” ahora está en internet. El cristal de su “escaparate” es el de nuestro dispositivo electrónico favorito. Por otra parte, los viandantes pasean por la calles prestando menos atención a lo que les rodea. Mientras miran lo que ocurre en la pantalla de sus móviles, las calles de las ciudades parecen esfumarse.

Pero, a pesar de ello, el escaparate sigue ahí. No se va. Incluso en ocasiones, se usa no ya como reclamo mercantilista sino como lugar de exhibición de arte. Es el caso del escaparate del espacio cultural Zas Kultur que lleva siete años ofreciéndonos exposiciones, intervenciones, de artistas en su mayoría cercanos a nosotros. Desde 2016 se han realizado una treintena de escaparates sin fines comerciales: Susana Blasco, el colectivo Democracia, Juan Aizpitarte, Ana Nieto, Simónides, Anabel Quincocs, Zirika, Jorge Salvador, Amaia Vicente, Joaquín Lara, Alberto Lomas, Alexandra Liesse, Gerardo Armesto, Nuria Pérez Cárcamo, Edurne Herrán, Maite Pinto, Iker Vázquez, Josean Pablos, Miguel Ángel Martin, Ander Pérez, Josune Rodriguez, Gurb, son algunos de los artistas que han trabajado de “escaparatistas”. 

Y ayer se inauguraba un nuevo “escaparate Zas” realizado por el artista Fernando Iglesias. Acérquense a la plaza de San Antón a verlo. Es gratis. Pero no barato.

10.3.23

ASEXUALES

Sin sexo, buena parte de los seres vivos de nuestro planeta no existirían. Es verdad que algunos de ellos pueden reproducirse sin esta, digamos “herramienta”. Pero en este caso los descendientes son clones, idénticos genéticamente a la madre pues en este tipo de reproducción un óvulo se va exponencialmente dividiendo hasta generar otro ser. Es un proceso simple, rápido, en el que participa un solo individuo y produce poco gasto de energía, pues no hay ejercicio fecundativo. Podríamos afirmar, por lo tanto, que el sistema asexual tiene muchísimas ventajas frente a su oponente, el sexual. Aunque conlleva un gran inconveniente: no produce variaciones en la especie que lo usa. No hay diversidad. No hay evolución.

La reproducción sexual fue un gran invento de la naturaleza: permite que ciertas especies animales y vegetales puedan variar adaptándose a un ambiente cambiante pudiendo así sobrevivir e incluso mejorar a lo largo del tiempo. Desventajas existen, respecto a la asexual, como puede ser que los tiempos reproductivos se alargan. O que el número de descendientes sea menor. Por no hablar de la necesidad de tener que depender de la participación de dos individuos de diferente sexo. A no ser que el ser en cuestión sea un caracol, una lombriz o una estrella de mar, por nombrar a algunos animales hermafroditas; es decir: que pueden ser padre y madre a la vez. O que engañen de alguna manera a su naturaleza como es el caso de algunas hembras de escualos en cautiverio, que pueden en un momento dado reproducirse asexualmente para que su especie se perpetúe.

El sexo es, en definitiva, fundamental para la humanidad pues sin él el hombre se extinguiría. Lo paradójico es que nuestra cultura tiene la puerta medio cerrada al debate sobre dicha cuestión aun siendo, como hemos dicho, uno de los temas más relevantes de la vida en este planeta. ¿Por qué esto es así? Porque el sexo no deja de ser un tabú. Por eso cuando se habla sobre él con naturalidad se crea alrededor un clima de incomodidad. Uno no habla de sexo en el ascensor con sus vecinos... En el fondo, todo tabú nace de la negación social del asunto al que invisibiliza. Pues los seres humanos somos muy dados a negar todo lo que nos recuerda a nuestro “yo animal”. Nuestra cultura elude siempre el debate profundo sobre el sexo o la muerte.

Desde el sistema educativo nacional siempre se ha tratado el sexo de soslayo, siendo, históricamente nuestra “gran asignatura pendiente”. En España, la educación sexual, unida a la emocional, de los menores raya lo anecdótico aunque en estos últimos años se ha avanzado mucho -con un gobierno socialista- en esta materia. Pero la implementación de la formación sexual integral sigue siendo una materia pendiente del sistema educativo español. Existe mucha oposición social de carácter reaccionario y serias limitaciones operativas. La realidad es que nuestro país sigue a la cola de Europa en educación sexual… y en cabeza de la asexual.  

3.3.23

CULTURA SIN VOTO

Estamos en cuenta atrás para las elecciones generales, municipales y buena parte de las autonómicas. Existe un calendario, sin santoral, pero ahí está: el electoral de 2023. Por estos lares tendremos tregua hasta el año que viene, para el relevo del Parlamento Vasco, pero las forales y municipales están a la vuelta de la esquina.

Para una buena parte del electorado de este país, lo de votar se la trae un poco al pairo. Las dos terceras partes que pueden hacerlo, lo hacen. Pero la mayoría no son creyentes, solo practicantes. Podríamos afirmar que la cultura del voto, sufre de anerexia. Muchos ciudadaos incluso desconocen quienes forman parte de ese colectivo llamado “electorado”. Y quiénes son los excluidos.

En principio, todos los mayores de edad, restando a los que estén ingresados por orden judicial en un psiquiátrico y declarados incapaces, podrán votar. También, por principio, las personas recluidas en centros penitenciarios, pueden votar por correo postal. Pero el gran grueso que no puede hacerlo es el colectivo de inmigrantes. Éstos, aunque tengan sus papeles en regla, a no ser que tengan la nacionalidad española, no pueden votar. Es decir: tres cuartas partes de los cinco millones que conforman este colectivo, se quedan fuera de ese derecho. Aunque los europeos, puedes votar en las municipales. También la docena larga de países fuera Unión Europea con los que nuestro país tiene un acuerdo de reciprocidad.

Para muchas de las personas extranjeras que llevan décadas viviendo en España, incluso para otras muchas que son hijos e hijas de ellas y han nacido en este país, lo de votar no es un derecho, sino un privilegio. Algunas de ellas llevan años reivindicando poder acercarse a una urna electoral y depositar ahí su papeleta.

Con la campaña “votaresunderecho” abierta en las anteriores elecciones, municipales, europeas, autonómicas, generales… pudieron votar miles de personas extranjeras gracias a que otras foráneas renunciaban a su privilegio. Comenta en su página web la persona que impulsó dicha campaña Safia El Aaddam -comunicadora y activista conocida en redes sociales como @hijadeinmigrantes-: “gran parte de mi lucha es para que las hijas e hijos de inmigrantes obtengamos la nacionalidad de manera directa. Sin burocracia por medio. Sin exámenes de cien euros cada uno. Cuando estás en un país que te deniega tu identidad el resultado es este. Nacida en España. Con veintitrés años. Sin nacionalidad. Y no puedo votar. ¿Os habéis sorprendido? Pues no os sorprendáis porque se llama racismo institucional. Están silenciando a gran parte de esta sociedad. Quieren invisibilizarnos pero no lo van a conseguir.”

“Votaresunderecho” nació durante las elecciones de abril de 2019 con el objetivo de reclamar el derecho a voto de las personas migrantes e hijas de inmigrantes. Más de 2.000 personas pudieron votar gracias a votos cedidos. Una herramienta ciudadana ésta que para el que no quiera votar, pueda “delegar su voto”.

24.2.23

RECONOCIMIENTO

El interés de una buena parte de una comunidad por una persona puede transformar a ésta en “famosa”. Uno puede ser considerado como tal en su ciudad, país o en el mundo entero. Pero también puede serlo durante un instante o toda una vida. Famoso puede ser un político, un deportista, un asesino, un ladrón, un “youtuber”, un “streamer” o un artista.

En las mitologías griega y romana la diosa Fama, criatura alada y veloz, era la mensajera de los dioses. Divulgaba los hechos de los hombres, pero sin importarle si estos eran ciertos o inciertos, justos o injustos. Algunos invocaban a Fama para buscar su inmortalidad, pues así podían ser recordados mucho tiempo después de su muerte permaneciendo vivos eternamente en las mentes de las generaciones futuras. Al más común de los mortales le gustaba también la diosa Fama, pues gracias a ella podían conocer las hazañas de sus héroes.

En general, la fama se considera como un atributo positivo. Muchos la persiguen sin conseguirla. Otros las consiguen sin perseguirla. Y algunos reniegan de ella, abandonan sus trabajos y la vida pública buscando así su deseado anonimato. Pero también puede suceder lo contrario: personas desequilibradas que buscan la fama a cualquier precio y son capaces de liquidar a una celebridad para, de alguna manera, robarles su fama.

El gran Cervantes se quejaba de ser famoso pero no ser reconocido por sus semejantes como gran escritor. Así se sentía. Es conocida la anécdota en la que un estudiante le para por calle y le llama “cómico de las musas” y él, enfadado, le responde que él no es ningún bufón al servicio de nadie, sino un escritor al que más allá de nuestras fronteras reconocen y valoran por escribir “El Quijote”.

Fama y el reconocimiento muchas veces son fenómenos que no se solapan sino que van en direcciones opuestas. Obviamente es mucho más interesante para una persona verse reconocido entre sus semejantes por el valor de la labor realizada que obtener de ellos el muchas veces efímero y caprichoso “título de famoso”.

En nuestra ciudad contamos con un realizador, Aitor Lopez de Aberásturi, que ha realizado estos últimos años tres audiovisuales de corte documental sobre sendos creadores de nuestro ecosistema artístico. En 2016, David Brandon fue el protagonista de su cortometraje documental “The Scale of an Obsession”. En 2020 le llegó el turno al pintor Gustavo Adolfo Almarcha con un cortometraje documental de título Buruak (“Cabezas”). Y, este año, el compositor de música de cine Bingen Mendizabal es el personaje principal de “Bidean jarraituz” (“Siguiendo en el camino”) estrenado hace escasos días.

Tres creadores, no afamados, pero sí valorados, reconocidos, en estos documentales por Aitor. Lo interesante de estos trabajos es que, de alguna manera, Aitor quiere que a través de ellos apreciemos y reconozcamos la labor de estos tres creadores. Y no solo eso: que reconozcamos, por extrapolación, la labor de todos nuestros artistas cercanos y talentosos. 

17.2.23

EFEMÉRIDES

La atracción por conocer los hechos importantes que sucedían tal día como hoy pero tiempos ha, es algo que atañe al más común de los mortales. Si consultamos la multitud de libros, calendarios, revistas, publicaciones, páginas webs… que recopilan, e incluso catalogan y clasifican, efemérides nos percataremos de ello. No deja de ser un vicio cultural que tiene a una mayoría enganchados. El repertorio es muy amplio y heterógeneo: nos podemos encontrar con efemérides literarias, científicas, históricas, culturales… incluso patrias. Hasta la Guardia Civil tiene en su página web una sección de ellas.

“Efemérides” es una palabra muy antigua. Del griego pasó al latín. Significa algo así como “que dura solo un día”. Y muchas veces así sucede cuando leemos las efemérides diarias: a la jornada siguiente no nos acordamos de ellas. Y no por mala memoria, sino porque las del día presente sustituyen a las del ayer.

Resulta difícil saber cuál es la precisa razón por la que nos gusta conocer esos sucesos relevantes pasados que van cumpliendo años junto a nosotros. ¿Por mera y humana curiosidad?  Si solo fuera por ello, nos daría un poco igual que ese hecho notable hubiera pasado en tal o cual fecha. Lo que realmente nos atrae de ese acontecimiento pasado es su coincidencia temporal con el día en el que estamos actualmente inmersos. Huimos del caos, de lo fortuito, del desorden. De igual manera que nos gusta escuchar una melodía pero no un ruido, que algo esté ordenado en el tiempo, formando parte de una cronología, nos gusta, nos tranquiliza. Vemos método y nos ordenamos. Los sucesos discurren como notas de una canción y todo está -nuestro mundo está- por lo tanto, en sintonía. En ese sentido nos da un poco igual que una efeméride nos recuerde el comienzo o el fin de una guerra, o el nacimiento o muerte de un gran escritor. Porque no deja de ser algo del pasado, que ya ha sucedido para bien o para mal. Y aunque la traigamos al presente, no tiene la fuerza suficiente para zarandear nuestro ahora. Justo mecerlo un poco, como una triste o alegre tonadilla.

¿Qué sucedió tal viernes como hoy? No hace mucho nacía un artista, moría otro, un gobernante era elegido, otro destronado. Un inventor ideaba algo, una actriz se casaba con alguien ¿Realmente importa? La respuesta es… sí. A través de las efemérides podemos obtener conocimiento, de igual modo que con el juego se nos abre una puerta hacia el saber que podemos atravesar.

Tal día como hoy, sí, en 1982, se clausuraba la primera Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España llamada Arco gracias al entusiasmo de varios galeristas –con Juana de Aizpuru al frente como directora- y, como no, con el apoyo de los políticos del momento, todos ellos en plena ebullición contagiados de “la movida madrileña”. Con un Calvo-Sotelo al frente del Gobierno Central y un Tierno Galván como alcalde de Madrid. Para muchos ciudadanos, este Arco supuso su primer contacto con el arte contemporáneo.  Ahora, es una efeméride.

10.2.23

EMPATÍA

La palabra "festival" proviene del latín “festivalis” y significa "relativo a las fiestas". Y “fiesta” es un término que puede irse por dos caminos: o bien hablamos de un acto social dedicado al ocio y al divertimento o bien nos referimos a una jornada en el que no se trabaja: “tal día es fiesta”. Por estos lares nos podemos enorgullecer de comunicarnos en el idioma que más sinónimos tiene para dicho concepto: farra, jarana, parranda, pachanga, joda, jolgorio, guateque, juerga, festejo, kermés, bulla, bullanga, bullería, sarao, jaleo, cachondeo, verbena, sandunga, francachela, teteo, carrete, rumba, party o pari… No es extraño, por lo tanto, que la idea de organizar festivales a tutiplén marque las agendas públicas en muchas comunidades del Estado. Nos encontramos con un fenómeno de crecimiento galopante: la festivilización de la cultura. Que va unido a otro: la “turistificación”. Los escépticos dirán que ambos palabros son peyorativos, que se usan para demonizar ciertas actuaciones públicas que van orientadas a generar, en principio, beneficios económicos para las comunidades en las que se despliegan. Pero para que esto ocurra se necesita planificar bien dichas actuaciones ponderando bien las inversiones que hay que realizar y los efectos sociales y culturales que pueden producir. Todos conocemos las repercusiones negativas que ha ocasionado el turismo en ciudades como Venecia o Barcelona. En el momento en que las industrias del turismo piensan solo en los turistas y no en los ciudadanos, vienen los problemas.

Con el “festivalismo” sucede algo similar: cuando en una ciudad las actuaciones públicas se orientan principalmente a programar a lo largo del año una serie de mediáticos eventos, como si la cultura fuera una mera parrilla televisiva, olvidándose de apoyar las bases del arte y de la cultura que conforman el tejido vivo de una ciudad, dicha comunidad se empobrece culturalmente.

Estos días tiene lugar el “Umbra Light Festival”. Con un presupuesto cercano al medio millón de euros para sufragar tres días de “fiesta”. Se dice pronto. Si comparamos esa cuantía con los presupuestos anuales, por ejemplo, del Centro Cultural Montehermoso, podríamos hablar de agravio comparativo. Las comparaciones son odiosas, dicen. Pero hay espacios destinados al arte y a la cultura en nuestra ciudad que funcionarían una década con ese presupuesto ofreciendo a la ciudadanía actividades todas las semanas y contando con la participación de artistas, agentes y colectivos culturales “kilómetro 0”. Y no durante tres días, sino durante todo el año.

Que el lema del “Umbra Light” de este año sea “empatía” no deja de ser una paradoja. Porque aquí la empatía hacia el mundo de la cultura y del arte brilla por su ausencia. No podemos gastarnos en cuatro días medio millón de euros en unos fuegos artificiales de lujo en el contexto de precarización extrema en el que se encuentran nuestros olvidados sectores culturales.