El rock, una vez sinónimo de rebeldía juvenil, se ha convertido en un espectáculo para nostálgicos que, con bastón en mano, se agolpan en festivales de rock and roll como si fueran peregrinos en busca de la fuente de la eterna juventud. Sí, el rock and roll ha entrado en la tercera edad. Y los grandes festivales de rock and roll son un verdadero desfile de glorias pasadas.
Hubo un tiempo en el qu e las bandas de rock eran jóvenes y salvajes, desafiando las normas establecidas y haciendo temblar los cimientos de la sociedad. Ahora, en lugar de camisetas rasgadas y actitudes desafiantes, tenemos a veteranos rockeros con sus trajes a medida y medicamentos para el corazón. Algunas de las bandas que una vez fueron símbolos de juventud y rebeldía ahí siguen activos, pero sin juventud ni rebeldía
Como ejemplo, están los Rolling Stones, que el pasado año cumplieron la friolera de sesenta años sobre un escenario. Mick Jagger y compañía siguen tocando y dando saltos en el escenario como si fueran adolescentes energéticos, aunque en realidad tienen cerca de ochenta años. Además de los Stones, podemos encontrarnos con otras leyendas del rock, como Deep Purple, banda con una formación que ha mutado mucho desde sus orígenes en 1968, y cuyos miembros siguen haciendo riffs de guitarra que hacen vibrar las dentaduras postizas de sus seguidores con un Ian Anderson que es el único miembro de la banda que ha permanecido en todas sus formaciones y que este año cumple 75 años. Por no hablar de un Iggy Pop de 76 años que este año es la estrella de nuestro Azkena Rock. Es realmente reconfortante ver cómo estas bandas se mantienen activas, aunque sea con la ayuda de suplementos vitamínicos y fisioterapeutas de gira. Los excesos de sexo, drogas y rock and roll de antaño no parecen haber hecho mella en ellos. O, más bien, esa mella ha desaparecido tirando de talonario, pues la salud se puede comprar, eso sí, a precios millonarios.
Pero no todo está perdido en el rock and roll. Aunque
parezca increíble, existen bandas
jóvenes y enérgicas que intentan mantener viva la llama del espíritu rebelde.
Sin embargo, deben luchar contra vientos contrarios, como la marea de nostalgia
que arrastra a las multitudes hacia los conciertos de rock and roll geriátrico.
Es como tratar de competir con un dinosaurio cuando eres un pequeño mamífero,
pero al menos éstas demuestran que el rock todavía tiene pulso. Las bandas
icónicas de antaño siguen golpeando los escenarios con sus sillas de ruedas
eléctricas y sus sístoles irregulares, pero afortunadamente todavía hay
esperanza en las nuevas generaciones. Así que, si eres un nostálgico
empedernido, ve a los festivales de rock and roll y disfruta de la música de
tus ídolos envejecidos. Pero también mantén un ojo en aquellos jóvenes talentos
que luchan por mantener viva la esencia del rock and roll. Después de todo,
quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano tengamos un renacimiento de un
rock and roll contestatario.