La atracción por conocer los hechos importantes que sucedían tal día como hoy pero tiempos ha, es algo que atañe al más común de los mortales. Si consultamos la multitud de libros, calendarios, revistas, publicaciones, páginas webs… que recopilan, e incluso catalogan y clasifican, efemérides nos percataremos de ello. No deja de ser un vicio cultural que tiene a una mayoría enganchados. El repertorio es muy amplio y heterógeneo: nos podemos encontrar con efemérides literarias, científicas, históricas, culturales… incluso patrias. Hasta la Guardia Civil tiene en su página web una sección de ellas.
“Efemérides” es una palabra muy antigua. Del griego pasó al
latín. Significa algo así como “que dura solo un día”. Y muchas veces así sucede
cuando leemos las efemérides diarias: a la jornada siguiente no nos acordamos
de ellas. Y no por mala memoria, sino porque las del día presente sustituyen a
las del ayer.
Resulta difícil saber cuál es la precisa razón por la que
nos gusta conocer esos sucesos relevantes pasados que van cumpliendo años junto
a nosotros. ¿Por mera y humana curiosidad?
Si solo fuera por ello, nos daría un poco igual que ese hecho notable
hubiera pasado en tal o cual fecha. Lo que realmente nos atrae de ese
acontecimiento pasado es su coincidencia temporal con el día en el que estamos
actualmente inmersos. Huimos del caos, de lo fortuito, del desorden. De igual
manera que nos gusta escuchar una melodía pero no un ruido, que algo esté ordenado
en el tiempo, formando parte de una cronología, nos gusta, nos tranquiliza.
Vemos método y nos ordenamos. Los sucesos discurren como notas de una canción y
todo está -nuestro mundo está- por lo tanto, en sintonía. En ese sentido nos da
un poco igual que una efeméride nos recuerde el comienzo o el fin de una
guerra, o el nacimiento o muerte de un gran escritor. Porque no deja de ser
algo del pasado, que ya ha sucedido para bien o para mal. Y aunque la traigamos
al presente, no tiene la fuerza suficiente para zarandear nuestro ahora. Justo
mecerlo un poco, como una triste o alegre tonadilla.
¿Qué sucedió tal viernes como hoy? No hace mucho nacía un
artista, moría otro, un gobernante era elegido, otro destronado. Un inventor ideaba
algo, una actriz se casaba con alguien ¿Realmente importa? La respuesta es… sí.
A través de las efemérides podemos obtener conocimiento, de igual modo que con
el juego se nos abre una puerta hacia el saber que podemos atravesar.
Tal día como hoy, sí, en 1982, se clausuraba la primera
Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España llamada Arco gracias al
entusiasmo de varios galeristas –con Juana de Aizpuru al frente como directora-
y, como no, con el apoyo de los políticos del momento, todos ellos en plena ebullición
contagiados de “la movida madrileña”. Con un Calvo-Sotelo al frente del
Gobierno Central y un Tierno Galván como alcalde de Madrid. Para muchos
ciudadanos, este Arco supuso su primer contacto con el arte contemporáneo. Ahora, es una efeméride.