Estamos en cuenta atrás para las elecciones generales,
municipales y buena parte de las autonómicas. Existe un calendario, sin
santoral, pero ahí está: el electoral de 2023. Por estos lares tendremos tregua
hasta el año que viene, para el relevo del Parlamento Vasco, pero las forales y
municipales están a la vuelta de la esquina.
Para una buena parte del electorado de este país, lo de votar se la trae un poco al pairo. Las dos terceras partes que pueden hacerlo, lo hacen. Pero la mayoría no son creyentes, solo practicantes. Podríamos afirmar que la cultura del voto, sufre de anerexia. Muchos ciudadaos incluso desconocen quienes forman parte de ese colectivo llamado “electorado”. Y quiénes son los excluidos.
En principio, todos los mayores de edad, restando a los que estén ingresados por orden judicial en un psiquiátrico y declarados incapaces, podrán votar. También, por principio, las personas recluidas en centros penitenciarios, pueden votar por correo postal. Pero el gran grueso que no puede hacerlo es el colectivo de inmigrantes. Éstos, aunque tengan sus papeles en regla, a no ser que tengan la nacionalidad española, no pueden votar. Es decir: tres cuartas partes de los cinco millones que conforman este colectivo, se quedan fuera de ese derecho. Aunque los europeos, puedes votar en las municipales. También la docena larga de países fuera Unión Europea con los que nuestro país tiene un acuerdo de reciprocidad.
Para muchas de las personas extranjeras que llevan décadas viviendo en España, incluso para otras muchas que son hijos e hijas de ellas y han nacido en este país, lo de votar no es un derecho, sino un privilegio. Algunas de ellas llevan años reivindicando poder acercarse a una urna electoral y depositar ahí su papeleta.
Con la campaña “votaresunderecho” abierta en las anteriores elecciones, municipales, europeas, autonómicas, generales… pudieron votar miles de personas extranjeras gracias a que otras foráneas renunciaban a su privilegio. Comenta en su página web la persona que impulsó dicha campaña Safia El Aaddam -comunicadora y activista conocida en redes sociales como @hijadeinmigrantes-: “gran parte de mi lucha es para que las hijas e hijos de inmigrantes obtengamos la nacionalidad de manera directa. Sin burocracia por medio. Sin exámenes de cien euros cada uno. Cuando estás en un país que te deniega tu identidad el resultado es este. Nacida en España. Con veintitrés años. Sin nacionalidad. Y no puedo votar. ¿Os habéis sorprendido? Pues no os sorprendáis porque se llama racismo institucional. Están silenciando a gran parte de esta sociedad. Quieren invisibilizarnos pero no lo van a conseguir.”
“Votaresunderecho” nació durante las elecciones de abril de 2019 con el objetivo de reclamar el derecho a voto de las personas migrantes e hijas de inmigrantes. Más de 2.000 personas pudieron votar gracias a votos cedidos. Una herramienta ciudadana ésta que para el que no quiera votar, pueda “delegar su voto”.