Nochevieja es una fecha que se ha celebrado desde –solemos pensar- siempre en muchas partes del mundo para marcar el final del año y el comienzo del siguiente. Pero, obviamente, para celebrar el fin del año, el ser humano tuvo que inventar antes de ese “siempre” el año como concepto.
La idea de año se remonta a la antigua Babilonia, donde se
utilizó por primera vez hace unos 4000 años. Los babilonios “fabricaron” un calendario
que “exportaron” al resto del mundo: un año de 360 días dividido en doce meses
de 30 días. Los egipcios retocaron el modelo alargando el año a los 365 días
actuales.
Pero el bautizo de los nombres de los días que conforman
nuestros años corrió a cargo de los romanos con su calendario juliano. Elaborado
por el emperador Julio César, diez lustros antes de Cristo. Pero claro, el astrónomo
y filósofo griego Sosígenes fue su inestimable ayudante. Sin embargo, el
calendario juliano era impreciso, tanto así que hacia el siglo XVI acumulaba un
error de diez días adicionales con respecto al ciclo astronómico. El papa
Gregorio XIII reparó el error a finales del siglo XVI. Y de paso estableció el 1
de enero como comienzo del año nuevo. Y, obviamente, el 31 de diciembre, como
último día del año precedente.
Y con él, en el mundo nacen muchas tradiciones culturales “frikis”
para celebrar los últimos minutos de ese ciclo temporal que nos abandona.
En Rumania, se celebra el fin de año con la tradición de
"Mărțișor", que consiste en regalar una cinta roja y blanca a las
personas queridas.
En un distrito de Johannesburgo (Sudáfrica) dan la
bienvenida al Año Nuevo tirando desde la ventana muebles y
electrodomésticos. Suponemos que viejos.
En Estados Unidos, el fin de año se celebra con el descenso
de la bola de luz que se encuentra en lo alto de un edificio en Times Square y
se desliza por una polea hasta llegar a la base del edificio a la medianoche.
En Dinamarca se visitan las casas de amigos, vecinos y
familiares para tirarles platos a sus puertas tras la cena de fin de año. Una
buena manera de no fregarlos. Otra tradición de este país es saltar desde lo
alto de una silla a las doce en punto. No sabemos si algunos acaban en el
hospital.
En Chile se barre la casa durante la noche para, dicen,
limpiarla de malas energías y comenzar el año nuevo con todo bien limpio. Y
para los que quieren viajar durante el año nuevo agarran una maleta y se pasean
por la casa con ella.
En Uruguay la tradición es tirar un cubo de agua por la
ventana durante la última noche del año.
En Italia el asunto es comer lentejas para cenar. Muchas
lentejas.
En Londres se le conoce como First Footing a la que costumbre
de que todos lleguen bien puntuales a la cena y el primero que compadezca será
el que traiga la buena suerte del nuevo año.
En Grecia juegan a las cartas, al póquer o a otros juegos de
azar con su familia, pero ¡apostando!
Y, por aquí, ya sabemos: 12 uvas. Que, aunque es una
costumbre establecida ya en muchos países, el invento es “hispánico”.