24.6.22

MERCADO

Si le preguntamos al ciudadano medio por el coste de un coche o de una vivienda, nos podrá responder acercándose mucho a la realidad. Porque, ¿quién no ha comprado una vivienda o un vehículo a lo largo de su vida? Incluso esa persona podría aventurarse a darnos su opinión sobre el estado actual del mercado inmobiliario o del motor. Pero si le interrogamos sobre el precio de una obra de arte, o cómo está actualmente el mercado del arte, entonces se encogerá de hombros no sabiendo que respondernos. Muy posiblemente porque jamás en su vida haya comprado una obra artística. Y menos aún, de arte contemporáneo. Según algunos estudios, solo una persona de cada cien ha adquirido alguna vez en su vida arte.

Todos los años se publican estadísticas sobre el dinero que mueve el arte en el mundo. La mayoría proceden de los datos que ofrecen las casas de subastas. Y así, las dos más potentes del mundo, Christie’s y Sotheby’s vendieron arte por valor de quince mil millones de dólares. Pero lo hicieron en su mayoría a coleccionistas de muy elevado poder adquisitivo. La acumulación de riqueza en un puñado de multimillonarios – en 2020 su número aumentó en un siete por ciento pero su riqueza en un treinta- está provocando que las cifras globales de las ventas de arte también hayan crecido en ese periodo.

Una realidad que contrasta con las grandes diferencias numéricas que arrojan los salarios de los artistas pues el mercado del arte no beneficia a todos por igual. Y de la misma manera que los compradores son unos pocos, los vendedores también lo son. Nos encontramos, por lo tanto, con coleccionistas millonarios que compran a artistas que también lo son. De alguna manera, todo queda en casa. Y en ambos lados del negocio, pocos son los elegidos.

En España, un país que solo se come un uno por ciento del gran quesito del mercado del arte mudial, la mitad de los artistas no alcanzan el salario mínimo interprofesional siendo el precio de venta de una obra suya de seiscientos euros. Solamente el quince por ciento de ellos puede vivir exclusivamente del arte pues tienen más conexión estable con el mercado del arte a través de las galerías que son los establecimientos que se encargan de vender sus trabajos.

En nuestra ciudad, no contamos actualmente con galería de arte alguna. Hace un par de años, cerraba Talka, un espacio galerístico abierto en 2018. Y dos años atrás, la galería Trayecto, la gran veterana que llegó a cumplir un cuarto de siglo, cesaba su actividad.

Ayer mismo el espacio Zas Kultur inauguraba dentro de su sede un espacio -de nombre “La boutique”- pensado específicamente para la venta de arte: de obras realizadas por artistas cercanos y dirigidas a posibles compradores también de nuestro contexto próximo. El objetivo no deja de ser intentar democratizar la compra de arte. “La boutique”, por lo tanto, quiere ser una respuesta –ojalá surjan otras más- a la escasez de equipamientos en nuestra ciudad dedicados a la venta de arte contemporáneo.