17.6.22

(H)AMAR

Sin nuestros cinco sentidos estaríamos aislados del mundo exterior. Sólo gracias a ellos podemos comunicarnos con el mundo. Y también solo gracias a ellos, existe el arte. Aunque la mayor parte de todos esos ecos que nos llegan de exterior se abren paso hacia nosotros por la puerta de nuestros ojos. Éstos son nuestras herramientas sensoriales más potentes, que han ido evolucionando a lo largo de milenios para permitirnos apreciar la riqueza de formas y colores de un mundo iluminado por el sol. Pues somos bestias diurnas que necesitamos luz para apreciar la naturaleza y el arte. Un arte siempre creado a la medida de nuestros sentidos.

Leemos también gracias a nuestros ojos. Comemos utilizando el gusto, pero éste se contamina de nuestras sensaciones visuales como bien señala la expresión “Comer con los ojos”.

Los sonidos, en cambio, parecen vivir en otra dimensión ajena a la visual. En ocasiones cuando escuchamos música cerramos los ojos, como si lo que vemos fuera un ruido molesto. El sonido no necesita, por lo tanto, de los otros sentidos. Aunque sumergidos cada vez más en una cultura profundamente visual, tendemos a envolver la música con ellos. Es el caso de los conciertos musicales, en los que la puesta en escena es, literalmente, espectacular. El que acude a un concierto no sólo busca oír, también quiere ver. Ver a los músicos, disfrutar de sus movimientos, de cómo manejan virtuosamente sus instrumentos musicales envueltos en hipnóticos juegos de luces sobre un imponente escenario.

“(H)amar” es un trabajo artístico netamente auditivo realizado por Raúl Lomas, actual teclista del conocido grupo musical vasco Doctor Deseo. Un trabajo que estos días puede “ser oído” en la sala de exposiciones Luis de Ajuria de la fundación Vital, junto a otras piezas seleccionadas en el certamen Arte Vital.

Lo primero que nos llama la atención al entrar en contacto con “(H)amar” es que no vemos imágenes que envuelvan sus sonidos. No hay, por lo tanto, “concierto musical”. Podríamos catalogar a esta obra como “instalación sonora.  Es la primera obra de estas características premiada en la historia del Certamen Arte Vital o, de “su padre”, el Certamen de Arte Alavés.

Raúl se autodefine como músico, aunque en su trayectoria artística ha realizado trabajos audiovisuales en los que el sonido convive con la imagen. Pero en esta ocasión se ha centrado en el medio en el que más cómodo se expresa: el sonido. Como si la imagen, por lo tanto, fuera un ruido.

“(H)amar”no tiene solo “padre”, sino que también tiene una “madre”, la mujer de Raúl, Lur. Partiendo de un poema escrito por ella y dirigido hacia su marido cuando su relación cumplía diez años y ellos se encontraban temporal y espacialmente separados, Lomas pone sonido, música, al texto de Lur. “(H)amar” es un diálogo entre amantes, por lo tanto, realizado desde el arte que se abre así a los sentidos de los visitantes que quieran ser “voyeurs” de la obra. O, en este caso, “oyentes”.