Sobre un meandro del alavés río Zadorra se encuentra el
yacimiento arqueológico conocido como Iruña-Veleia. Veleia era una antigua
ciudad romana con una buena situación estratégica pues por ella pasaba una
importante calzada romana. Por esta
autopista romana de Álava entraba el latín y salía el dinero de la península. En
los primeros siglos de nuestra era la ciudad llegó a albergar cientos de viviendas
y también teatros y termas. Veleia fue abandonada a finales del siglo V. Los
primeros trabajos arqueológicos en Veleia los realizó la "Comisión de
Monumentos de Álava" a mediados del siglo XIX.
En 1994 el arqueólogo Eliseo Gil, con financiación de
Euskotren y de la Diputación Foral de Álava, despliega su proyecto “Programa
Iruña-Veleia III”. Un programa de conservación del yacimiento y también de
investigación. En 2006 el arqueólogo y su equipo presentan públicamente lo que
denominan “hallazgos extraordinarios”:
más de 400 fragmentos de cerámica con inscripciones realizadas entre los siglos
III y VI. En ellos aparecen textos en euskera y latín, la representación de un
Calvario... Es este un descubrimiento realmente revolucionario pues supone un cambio
en la propia historia conocida del euskera: el primer texto con palabras en
euskera, las glosas de San Millán de la Cogolla, data del siglo XII. De repente
Ituña-Veleia se convierte de la noche al día en la cuna del euskera. Y del
cristianismo, pues también aparece la representación más antigua de la
crucifixión de Jesucristo. Amplios sectores de la sociedad vasca aplauden con
júbilo dichos descubrimientos. Los suvenires con la frase en euskera “Ian Edan
Lo” encontrada grabada en una de las piezas de arcilla se empiezan a vender con
éxito. Pero pronto se demuestra que todo es un burdo engaño: dos años después
una comisión formada por, nada más y nada menos, veintiséis expertos desmontaban
de manera contundente y clara el arqueológico timo. Y los que antes aplaudían
con entusiasmo los supuestos descubrimientos pronto piden que la mano de la
justicia caiga con fuerza sobre los timadores.
Estos días, después de catorce años de haberse cometido el
fraude, tiene lugar el juicio contra Eliseo Gil y su equipo. Un juicio por
falsificación de vestigios históricos. La diputación Foral que ejercer de
acusación particular pide siete años y medio de cárcel para Eliseo. Y
seiscientos euros por cada pieza falsificada. Es decir: casi un cuarto de
millón de euros en total. Una exagerada valoración ésta. Y también una excesiva
pena la que solicita nuestro alavés órgano de gobierno. La pena tiene que ser
proporcional al daño causado. Es el principio de proporcionalidad en derecho
penal.
La cantidad estafada a la administración se podría haber recuperado
también por vía administrativa. Queda claro que falsear la historia del cristianismo
o del euskera es algo sumamente grave por estos lares. Más que cometer un
delito violento, parece ser.