El reconocido historietista, a la par que provocador, Miguel
Ángel Martin, afincado en Madrid, presentaba ayer en nuestra ciudad dos de sus
últimos trabajos. En una mano, nos traía un recopilatorio de las aventuras de
su personaje más conocido: Brian the Brain. Un niño telépata con poderes
telequinésicos que tiene, literalmente hablando, su cerebro a flor de piel .Y
en la otra mano, Miguel Ángel portaba un exquisito Tarot realizado por él y
prologado por Fernando Arrabal. Martín, dicho sea de paso, es uno de los historietistas
españoles con mayor proyección internacional.
No vamos a detenernos a hablar del formidable recopilatorio
del mutante niño, pues este espacio es limitado. Vamos hablar sólo de su Tarot.
Básicamente porque nos da pie a hablar también de este sugerente arte
adivinatorio. El Tarot tiene una gran particularidad: es una creación
colectiva, de toda la humanidad. Su origen se pierde en el largo túnel del
tiempo. Es una obra que recoge aportaciones de diferentes civilizaciones
etnias, religiones, culturas. Recordemos que un Tarot está compuesto por 78
cartas: 22 de ellas son las llamadas “arcanos mayores” y el resto, “arcanos
menores”. La palabra «arcano» proviene del latín arcanum, que significa "secreto".
Pues bien, lo arcanos mayores contienen símbolos provenientes de las religiones
judía, musulmana y cristiana. Aunque las teorías más sugestivas sostienen que el
origen del Tarot es egipcio y está relacionado con el Libro de Thoth. Alejandro
Jodorowsky, el tarólogo más conocido a nivel internacional, quizá por ser
también un reconocido escritor, cineasta y guionista de cómic, explicaba en
varias ocasiones que los sabios de cada gran religión salvaguardaron los
grandes secretos sagrados de la humanidad plasmándolos en las cartas del Tarot,
antes de que las guerras acabasen con el conocimiento ancestral de la antigua
humanidad. Algunos estudiosos le adjudicarían la creación del Tarot a sabios de
la Biblioteca de Alejandría. Otros tantos aseguran se generó un lenguaje
místico a raíz de la destrucción de la biblioteca que dio origen al actual
simbolismo del Tarot. Y otros dicen que todo lo anterior no es cierto y que el
Tarot nació en Italia allá por el siglo XV. Pero como sus cartas están teñidas de
misterio y de carga simbólica, se ha utilizado desde hace siglos como medio
para adivinar el futuro de las personas. A lo largo de la historia muchos
artistas se han encargado de ilustrar las cartas. Ya para el año 1760, Nicolas
Conver realizó el Tarot de Marsella, uno de los más conocidos por todos. Fue el
primer mazo utilizado para la adivinación por ocultistas como Éliphas Lévi y
Etteilla. En 1970 Dalí creó un Tarot para fines esotéricos. Por poner dos
ejemplos.
Y ahora Miguel Ángel Martín ha pergeñado su propio Tarot. A imagen
y semejanza de su obra, vuelca en sus cartas ese universo historietístico suyo
tan perturbador y sexualmente desinhibido. Universo personal por el que ha
recibido múltiples premios en todo el mundo.