Es infrecuente que a la ciudadanía se le ofrezca la
posibilidad de asistir a encuentros de artistas de nuestro territorio en los
que poder conocerles y entrar en contacto con sus trabajos más recientes. Poder
tomar el pulso de una manera directa, sin intermediarios, al mundo de la
creación local más reciente es una experiencia enriquecedora tanto más cuanto
que los artistas emergentes producen el arte del futuro.
Esta posibilidad nos la brinda desde hace ya una docena de
años la iniciativa “Inmersiones”. Una iniciativa que despliega su cita anual en
nuestra ciudad y que se materializa fundamentalmente en un congreso de artistas
abierto al público.
El objetivo de base con el que nació Inmersiones era – y
sigue siéndolo- tomar el pulso a la producción artística local e incipiente
para hacerla visible huyendo en lo posible del costoso recurso expositivo. La
apuesta es propiciar el encuentro entre artistas y vecinos del territorio.
Durante estos años “Inmersiones” ha cambiado varias veces de
sede y variado completamente sus fuentes de financiación, pero él grupo de
personas que directa o indirectamente han estado implicadas con el proyecto
todo este tiempo sigue al pie del cañón. Es el impulso de ese grupo lo que ha mantenido
vivo este proyecto contra viento y marea. De ser un proyecto financiado
enteramente por nuestra Diputación y que se desarrollaba en una de sus salas
–la sala Amárica-, en 2012 el colectivo Inmersiones perdió ese apoyo y se
encontró sin local ni dinero para desarrollar la iniciativa. A partir de
entonces “Inmersiones” abandonó los espacios institucionales y emigró a distintos
locales del Casco Viejo de Gasteiz. Actualmente la iniciativa lleva años
colaborando con Ortzai Teatro y Zas Kultur Espazioa.
Una de las cuestiones que más orgullo les genera, declara el
colectivo Inmersiones, es ver la amplia lista de participantes que han pasado
por esta iniciativa durante todo este tiempo y comprobar que de todo ese elenco
gran cantidad de artistas han pasado de ser promesas a consolidarse como
realidades en el mundo del arte.
La dificultad fundamental para las personas que quieren
dedicarse a este trabajo es la supervivencia. Tanto mientras dura su largo,
interminable, proceso formativo como al incorporarse a la profesión. El sector
de las artes visuales vive en este país una situación de absoluta precariedad.
Los ingresos del 64 por ciento de artistas en concepto de trabajo
específicamente artístico no supera los 1.600 euros anuales. De ahí que la
inmensa mayoría no tengan otro remedio que compaginar la producción artística
con otros trabajos. Además, hay
dificultades de visibilidad, necesidad de espacios de trabajo y de cooperación,
necesidad de espacios de exhibición, explicación y debate, y un interés muy
limitado de las gestorías culturales privada y pública por el trabajo de estos
artistas.
Y mañana a las diez de la mañana tiene lugar el duodécimo
congreso de artistas de Inmersiones. En el teatro Ortzai. Pasen y vean.