17.5.19

GRATIS


“Estamos en un momento en que o nos juntamos o nos vamos al garete”, declaraba hace ya seis años Joan Maria Gual, un referente ilustre del teatro catalán y presidente de la Confederación de Artistas del Espectáculo (ConARTE). Un ente que tiene como objetivo luchar por los derechos de los trabajadores de la cultura del Estado en, explicaba Gual, “uno de los momentos más delicados de la democracia”. “El poder teme que la gente sea más culta, informada y libre  y por ello pone zancadillas al sector cultural. Vivimos uno de los momentos más delicados desde la instauración de la democracia. Un pueblo sin cultura no crece, un país sin cultura es un país paralítico”, aseguraba.
Hace unos días dicha confederación saltaba a los medios de comunicación con motivo de su denuncia a otra confederación pero, claro está, muchísimo más poderosa: la confederación europea de asociaciones nacionales de fútbol. Ese decir: el máximo ente de este deporte en el continente europeo. ConArte denunciaba a la UEFA ante la Inspección de Trabajo por solicitar el trabajo voluntario de doscientos artistas en la final de la Champions que se disputará el 1 de junio en Madrid. Lo hacía a través de un anuncio en el que pedía "200 voluntarios bailarines, deportistas y estudiantes de teatro y música para participar en este espectáculo al aire libre acompañando a un artista internacional de reconocido prestigio". En dicha proclama se explicaba también la necesidad de que los dos centenares de voluntarios estuvieran disponibles durante las dos semanas previas al partido para los pertinentes ensayos. Según la UEFA esas personas tienen "la oportunidad de ser parte de la final de la UEFA Champions, una experiencia única en la vida para ellos".
¿Cuánto dinero reparte la UEFA en la Liga de Campeones 2018/21? Con unos increíbles ingresos de 3.400 millones de euros de esa bolsa de dinero irán destinados a los clubs de la Champions la astronómica cifra de 1.900 millones. No es de extrañar por lo tanto que ConARTE vea "abusiva" esta práctica de voluntariado dirigida hacia el maltrecho sector del arte desde un organismo como la UEFA que nada en la riqueza. Y que, además, goza de una serie de magníficos beneficios fiscales otorgados a través de un “Real Decreto” aprobado por el Congreso hace unos meses pues la exoneración del pago de impuestos es uno de los requisitos que exige a los candidatos a albergar sus torneos. Es decir: si un país les niega esa “amnistía fiscal” la UEFA no celebra ahí sus torneos.
De la misma manera que a veces somos conscientes de que si compramos ciertos productos de ciertas empresas estamos incentivando la explotación laboral de adultos y menores pertenecientes a países empobrecidos, deberíamos también tomar buena nota de qué estamos haciendo cuándo asistimos a un evento organizado por entidades que tiran de voluntariado cuando perfectamente podrían pagar a todas las personas que lo hacen posible.