15.12.18

DIRECTORA


Artium ya tiene nuevo capitán –mejor dicho, capitana- para ocupar el vacante puesto de su dirección. Lo tiene después de un proceso de selección opaco en el que las buenas prácticas han brillado por su ausencia: el patronato de nuestro museo ha sido el encargado de, previo concurso y cierto asesoramiento, seleccionar al relevo del anterior director. Un patronato en el que no hay representación de la sociedad civil ni de expertos en arte como recomienda el “Documento de buenas prácticas en museos y centros de arte contemporáneo”. Luego dicho concurso no cumple con ese código deontológico suscrito por el Ministerio de Cultura. Por otra parte, sólo dos de las doce personas que concursaron fueron entrevistadas para poder defender su proyecto. Una falta de delicadeza hacia el grueso de candidatos, cuando menos, por parte del Patronato. Lo que deja a nuestra provincia en mal lugar frente a personas, nos consta, que ocupan puestos relevantes en otras instituciones culturales del país
En cualquier caso, se inicia una nueva etapa para el buque insignia de la cultura alavesa. Y quizá, además, veamos pronto como dicho patronato se actualiza incorporando a patronos de la sociedad civil ajenos al mundo empresarial. Pues recordemos que la colección de arte del museo nos pertenece a todos los alaveses y no sólo a los organismos que aportan recursos económicos a Artium. Con la incorporación de esas personas amantes del arte y no de las finanzas, quizá la nueva dirección pueda encontrar un poco más de comprensión en el seno del órgano gestor de Artium que la que disfrutó el director anterior que, recordemos, no renovó su contrato por “cansancio”. 
Durante estos días hemos leído en diversos medios las opiniones de artistas y profesionales del arte sobre la nueva directora: como sucede siempre que nuestro ecosistema cultural se agita por alguna causa que pueda ser de interés mediático, éstos son llamados un tanto a bocajarro por el “cuarto poder” para pulsar a bote pronto su opinión. Sin que tengan tiempo de meditarlo un poco. Parece ser que, a priori, la nueva capitana es bien aceptada por el endeble mundo de la cultura babazorra. Que no es poco. Obviamente, habrá que esperar a conocer el proyecto de la directora para que se recojan opiniones de más rigor. Para escuchar qué cambios, quizá mejoras, propone para Artium.  Y cuáles de ellos o de ellas consigue llevar a buen puerto. No lo tiene fácil. Pues las instituciones públicas que nutren a Artium perseveran en impulsar –y además fallidamente- nuestro maltratado tejido cultural desde una óptica meramente utilitarista. Es el mismo espíritu que está apartando a la sociedad de los valores positivos y solidarios de la cultura. Una cultura que, además, genera los necesarios espacios de oportunidad, innovación y progreso. Artium es un gran buque, sí, pero necesita el apoyo firme de las instituciones para navegar contra viento y marea. De sus astilleros. Si no es así, poco importa qué capitán lo pilote.