En ocasiones hemos hablado del escaso interés que muestra
nuestra gobernanza hacia dos ámbitos fundamentales para el desarrollo óptimo de
sociedades e individuos como son la educación y la cultura. Desde el ámbito
educativo, por ejemplo, vemos como las materias más relacionadas con las Humanidades
y las Artes van desapareciendo de las aulas de enseñanza. Y así, el último atropello
que el Gobierno ha llevado a cabo con las Humanidades es fulminar, a partir del
nuevo curso, la asignatura de Literatura Universal: deja de ser optativa en
segundo de Bachillerato. Y desde el ámbito cultural, una vez pasada –según nos
cuentan los que nos gobiernan- la crisis económica, nuestro “músculo cultural”
se ha visto gravemente mermado y no parece haber demasiado interés por
costearle unas sesiones de rehabilitación. En resumen, el mensaje implícito que
nos lanza nuestro Gobierno es el siguiente: “aprende rápido para integrarte en
el mercado laboral, produce y no pienses”
Podríamos pensar que es la propia ciudadanía la que pasa de
la cultura y que nuestras Administraciones tomando nota de ello responden en
consecuencia intentando complacerla como un padre que malcría a su hijo
atendiendo sus caprichos. Pues va a ser que no. Si leemos el último sociómetro
del Gobierno Vasco -centrado en recabar las opiniones de los vascos en relación
a la cultura- publicado este mismo mes podemos constatar como una amplia
mayoría de la ciudadanía declara que la cultura es un tema prioritario para
ella (el 57 % del total de los entrevistados) y que cree que se debería apoyar
en mayor medida (64 %). También se patentiza que los ciudadanos relacionan
sobre todo y primero la cultural con el conocimiento y el aprendizaje de cosas
nuevas (51 %) y, en segundo término, con el disfrute (36 %). Además, y ahí se
transmite un mensaje claro a nuestra gobernanza, la mitad de la población (57
%) considera que las políticas culturales deberían tener una prioridad alta
entre las políticas del Gobierno y otro 35 % opinan que deberían tener una
prioridad media. Tan sólo el 3 % opina que la prioridad de la cultura debería
ser baja. Además, seis de cada diez personas opinan que las Administraciones
Públicas deberían apoyar la cultura en mayor medida que en la actualidad (64
%), dos de cada diez que en la misma medida (21 %) y tan sólo uno de cada diez
opina que se debería apoyar menos que en la actualidad (9 %). La opinión más
extendida es la de quienes creen que los recursos destinados a la cultura se
deberían emplear, sobre todo, para hacer que la oferta cultural sea más
asequible (43 %), a continuación quienes creen que los recursos se deberían
emplear para apoyar a las y los creadores (28 %) y conservar el patrimonio (22
%). Finalmente, en torno a ocho de cada diez opinan que invertir en cultura
favorece mucho o bastante la convivencia (84 %), la calidad de vida (84 %) y,
en tercer lugar, economía (81 %). Esperemos que los próximo que nos gobiernen
tomen nota de todo ello.