Lo que sucede en este país con la cultura nos sitúa fuera
del mundo civilizado. La cantinela autocomplaciente de que somos Europa no se
ciñe a la realidad. Somos europeos a la hora de tener no sé cuántos amigos de
Facebook o comprar ropa en las franquicias de moda. En el consumo a la europea,
lo somos. Pero en ningún país occidental la cultura sufre un desprecio tan
absoluto como en éste. En eso no somos Europa. Y no lo digo sólo porque los
nuevos gobernantes han dejado el asunto tan jodido como sus predecesores. Ahora
que la economía parece que repunta un poco, no han revertido el daño causado en
áreas culturales durante los años de recortes. Porque aquí la cultura importa
un carajo. Le importaba un carajo al PP y le importa un carajo a la actual gobernanza.
El político medio de cualquier partido representa a la
ciudadanía media. Y como a ésta se la repampinfla la cultura, obviamente a aquél,
ídem. Y así estos días nos hemos enterado de cómo los creadores jubilados por
ley tienen que elegir entre cobrar la jubilación o percibir sus derechos de
autor. Unos derechos que son el resultado de su trabajo presente y pasado. El
Estado ya ha multado a varios escritores por percibir su jubilación y, además,
lo que les corresponde por la comercialización de sus libros. Hablamos de un
sector, el de los escritores, que sufre esta realidad: sólo un diez por ciento
de ellos puede vivir de su trabajo. Este subsidio que ahora perciben se
debe, por lo tanto, a ese otro trabajo ajeno a la escritura que les permitía vivir:
docencia, periodismo… Y que, además, compaginaban con la escritura.Pero ahora,
jubilados, no pueden compaginar su asignación con la escritura.
Esta injusta medida obliga a los escritores a abandonar su
arte si quieren seguir percibiendo su pensión. Cuando paradójicamente los
políticos pueden jubilarse y seguir cobrando: conferencias, venta de libros… Es
decir: lo políticos pueden cobrar su jubilación y escribir pero los escritores
no. Absurdo. ¿Por qué se actúa así en este país? Escritores obligados a dejar
de escribir… Empobrecimiento cultural. Medida, ley, puesta en marcha por el PP.
Un PP con siete millones de votos. Siete millones de personas en este país, por
lo tanto, obligando a los escritores mayores de 65 años a dejar de escribir.
Esa es la realidad.
"Un mal moral, un mal moral profundo nos trabaja y
atormenta. Yo quiero ardiente y apasionadamente el pan del obrero, el pan del
trabajador, que es mi hermano. Pero junto al pan de vida quiero el pan del
pensamiento, que es también el pan de vida. Quiero multiplicar el pan del
espíritu como el pan del cuerpo.”, declamada ante la Asamblea Constituyente de
Francia en 1848 el diputado Víctor Hugo. Un discurso éste que quedó grabado en
la memoria de los franceses. Francia tomó nota de él. Pero por estos lares el
pan del espíritu no lo quiere nadie. Nuestros gobernantes siguen enfrascados en
fabricar ignorantes. Es decir: futuros votantes.
