“La Pepa”, la primera
constitución española, cumple ya en 2012 doscientos años. Y con motivo de esta
onomástica dieciocho creadores -bajo la flexible batuta del comisario Jorge
Díez y la ágil coordinación de Mónica Castellano- están realizando diversas
intervenciones de carácter temporal en centros de arte de diecisiete ciudades.
¿El propósito de todo ello? Revisitar, traer al presente, la filosofía de dicha
constitución. Una constitución que en su día destilaba un espíritu libertario,
avanzado, ilusionante para la ciudadanía de aquella España del siglo XIX. Un
espíritu que, en estos tiempos que corren –más bien galopan- de crisis
cultural, ideológica, política sería interesante recuperar, rescatar, de alguna
manera. Aunque sea desde el arte y no desde la política. Pero ahí quedan el
gesto y el esfuerzo.
Por otra parte es de
agradecer que los artistas elegidos para dar forma a esta iniciativa sean todos
ellos creadores vinculados con nuestro contexto, nuestro país, nuestra
realidad, nuestra historia. Y se agradece porque no es algo muy habitual por
estos lares. Pues parece ser que la mayoría de los centros de arte y museos,
españoles, necesitan legitimarse así mismos teniendo que demostrar
continuamente –supongo que a las instituciones que les financian- que pueden
acceder a una agenda internacional. Que contactos con la escena mundial, en
definitiva. Pues bien: aquí tenemos un proyecto que de manera natural y
necesaria –pues se habla de la historia de nuestro país- integra sin ningún
tipo de complejos a un grupo amplio de creadores cercanos. Un aplauso, por
tanto, para los organizadores.
Y uno de los espacios que acogen esta iniciativa es nuestro museo
Artium., alojando un trabajo del artista cántabro Juan López. Un artista que habitualmente explora las
posibilidades estéticas de la cultura urbana, jugando con los espacios
callejeros, vinculando videoproyecciones e instalaciones y diseñando complejas
construcciones icónicas. En su trabajo podemos ver un profundo interés por
poner en contacto directo el lenguaje de la calle con el del ámbito
institucional. Difícil, pero posible. Y continuando con los trabajos muralistas
que viene realizando en los últimos años en los que dibujando con cinta
aislante y vinilo intenta modificar nuestra percepción de un espacio, de un
paisaje concreto, el artista utiliza en esta ocasión la palabra “Constitución”
para mutarla en “Instinto cuco” y estamparla en la fachada del edificio de
Artium donde se ubican las oficinas y la biblioteca. Y así de las ventanas
circulares de la parte superior del edificio en cuestión podemos ver estos días
como escurre una inquietante masa de color y de apariencia viscosa que baña las
letras que componen “instinto cuco”. Un guiño a todos esos personajes “cucos”
de la política profesional que todos conocemos. Esperemos, por tanto que, como
nos quiere hacer ver el autor cántabro, esa masa viscosa se los lleve lejos de
nuestras instituciones.
