7.7.21

TABERNAK BAI

La ácrata revista de cómic de humor TMEO, con sede en nuestra ciudad, cumple en unos días 34 años de edad. Todo un record. Quizá algún día le otorguen el “Celedón de oro” por su perseverancia “made in Gasteiz”. Aunque sabemos que la rebeldía no casa con esta vitoriana distinción. Pero valores positivos no le faltan a esta revista, abanderada del pensamiento “políticamente incorrecto”, más allá de su reconocida insolencia.

El TMEO surgió en los tumultuosos años 80. Años en los que la cultura estaba a pie de calle desarrollándose fuera de unos aún endebles canales oficiales. O más bien, era la contracultura la que inundaba los bares, cafeterías, salas de espectáculo… Siempre desde una óptica crítica e incluso antisistema pues reinaba el punk. Y el TMEO nació y se desarrolló en ese nutritivo y ácido caldo de cultivo. Su éxito fue posible gracias a los bares, pues estos conformaban un canal alternativo al de las distribuidoras editoriales. En sus inicios y durante más de una década, el TMEO sólo podía adquirirse en bares y pequeños comercios. Como otros numerosos fanzines. Y se alimentaba de la publicidad de aquellos para poder cubrir los gastos de su edición y distribución. Con el tiempo, el TMEO se vendería en tiendas especializadas dedicadas a la venta de cómics. Y desde hace una decena de años es posible encontrar esta publicación en los kioscos de, como dicen sus artífices, “la gran Euskadi”.

Con la pandemia, el TMEO ha estado fuera de las tascas y comercios locales un año largo. Aunque han seguido anunciándolos “gratis total” en los seis números que han visto la luz durante este tiempo pues, según declara la revista, “la cosa no estaba como para cobrarles nada”. Aunque durante esos meses, el TMEO se ha seguido repartiendo en los kioscos de Euskal Herria, librerías Elkar y tiendas de tebeos del Estado. También editaron durante el confinamiento un digital “Especial puto virus” que fue un éxito: tuvo 6.000 descargas. Gracias a las ventas de ese especial, el TMEO pudo compensar no cobrar anuncio alguno durante un año. Y ahora el TMEO regresa a los bares y a los pequeños comercios. Vuelve con energía renovada. Para este número sus dibujantes ha tirado la casa por la ventana: han editado un cartel “pro bares” que reza “Tabernak bai, eskerrik asko” emulando al famoso y soleado emblema antinuclear. E incluso han aumentado tirada.

Esta revista presume de no haber solicitado en sus más de tres décadas de existencia ayuda pública alguna. También de rechazar cualquier publicidad institucional o que provenga de grandes empresas. Si a este hecho se le suma el hecho de ser gestionada asambleariamente, el TMEO no tiene parangón con cualquier otra publicación dedicada a la historieta. Eso sí, para seguir sobreviviendo necesitan de la complicidad de los pequeños anunciantes y también de un público que esté interesado en adquirir la revista. Si cuenta con esos dos apoyos, el TMEO aún tiene larga vida por delante.