La ácrata revista de cómic de humor TMEO, con sede en nuestra ciudad, cumple en unos días 34 años de edad. Todo un record. Quizá algún día le otorguen el “Celedón de oro” por su perseverancia “made in Gasteiz”. Aunque sabemos que la rebeldía no casa con esta vitoriana distinción. Pero valores positivos no le faltan a esta revista, abanderada del pensamiento “políticamente incorrecto”, más allá de su reconocida insolencia.
El TMEO surgió en los tumultuosos años 80. Años en los que
la cultura estaba a pie de calle desarrollándose fuera de unos aún endebles canales
oficiales. O más bien, era la contracultura la que inundaba los bares,
cafeterías, salas de espectáculo… Siempre desde una óptica crítica e incluso
antisistema pues reinaba el punk. Y el TMEO nació y se desarrolló en ese nutritivo
y ácido caldo de cultivo. Su éxito fue posible gracias a los bares, pues estos conformaban
un canal alternativo al de las distribuidoras editoriales. En sus inicios y
durante más de una década, el TMEO sólo podía adquirirse en bares y pequeños
comercios. Como otros numerosos fanzines. Y se alimentaba de la publicidad de
aquellos para poder cubrir los gastos de su edición y distribución. Con el
tiempo, el TMEO se vendería en tiendas especializadas dedicadas a la venta de
cómics. Y desde hace una decena de años es posible encontrar esta publicación
en los kioscos de, como dicen sus artífices, “la gran Euskadi”.
Con la pandemia, el TMEO ha estado fuera de las tascas y
comercios locales un año largo. Aunque han seguido anunciándolos “gratis total”
en los seis números que han visto la luz durante este tiempo pues, según
declara la revista, “la cosa no estaba como para cobrarles nada”. Aunque
durante esos meses, el TMEO se ha seguido repartiendo en los kioscos de Euskal
Herria, librerías Elkar y tiendas de tebeos del Estado. También editaron
durante el confinamiento un digital “Especial puto virus” que fue un éxito:
tuvo 6.000 descargas. Gracias a las ventas de ese especial, el TMEO pudo
compensar no cobrar anuncio alguno durante un año. Y ahora el TMEO regresa a
los bares y a los pequeños comercios. Vuelve con energía renovada. Para este
número sus dibujantes ha tirado la casa por la ventana: han editado un cartel
“pro bares” que reza “Tabernak bai, eskerrik asko” emulando al famoso y soleado
emblema antinuclear. E incluso han aumentado tirada.
Esta revista presume de no haber solicitado en sus más de
tres décadas de existencia ayuda pública alguna. También de rechazar cualquier
publicidad institucional o que provenga de grandes empresas. Si a este hecho se
le suma el hecho de ser gestionada asambleariamente, el TMEO no tiene parangón
con cualquier otra publicación dedicada a la historieta. Eso sí, para seguir
sobreviviendo necesitan de la complicidad de los pequeños anunciantes y también
de un público que esté interesado en adquirir la revista. Si cuenta con esos
dos apoyos, el TMEO aún tiene larga vida por delante.