Hay proyectos “de ciudad” en esta ciudad, valga la
redundancia, que tienen un devenir largo y sinuoso. De novela por entregas. Nos
referimos, por ejemplo, al auditorio. Pero también al Gasteiz Antzokia o al Centro
Cultural Alberto Schommer. Proyectos que dormitan en el desván y a veces reaparecen
como el Guadiana. Como si salieran de la chistera de un mago. Un mago que es el
responsable político que toque según viajemos por la línea temporal de esta
ciudad. No vamos a hablar aquí del “caso auditorio”, pues ya lo tratamos hace
unas semanas. Tampoco del Antzokia. Un proyecto este, dicho sea de paso, que
por fin se desplegará en el Palacio Ruiz de Vergara dentro, dicen, de un par de
años. Recordemos que este proyecto fue incluido en el presupuesto del
Ayuntamiento en 2008. Leen bien: 2008, no 2018.
Hablaremos del proyecto que gira en torno al fotógrafo
alavés Alberto Schommer. Premio Nacional, miembro de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando y colaborador habitual de diarios nacionales como el País
o el ABC. También fue fundador del grupo Orain. Un vanguardista grupo integrado
por artistas alaveses como Ortiz de Elguea, Fraile, Mieg y Etxebarria. Un grupo
que intentaba escaparse de los gastados lenguajes imperantes para intentar
crear uno nuevo. Hablamos de 1966. Es curioso que Schommer siendo fotógrafo
considerara por aquel entonces que era fundamental ser amplio de miras y unirse
a pintores y escultores para incidir colectivamente en la realidad que estaban
viviendo. Y lo es porque ahora mismo estamos viendo en nuestra ciudad como
ciertos fotógrafos se atrincheran en su propio sector reclamando un espacio
propio para la fotografía. Nos referimos a la sala Amárica. Y también es
curioso que ahora se plantee esa misma sala para acoger el centro cultural que
llevará el nombre de Schommer. Pero rebobinemos: hace cuatro años la concejala
de Cultura anunciaba que Gasteiz tendría un Centro Cultural dedicado a la obra
y la figura de Alberto Schommer. Un centro “dedicado a la fotografía, a su obra
y a socializar el magnífico fondo de fotografía histórica que tenemos en
nuestro Archivo Municipal”. Pero ya en 2001, con el artista vivo, se hablaba de
crear ese nuevo espacio cultural. Un proyecto que ha conocido ya cuatro
ubicaciones distintas una vez descartada recientemente la antigua gasolinera
Goya, en el parque de La Florida. Se habla ahora, estos días, de destinar la
sala Amárica para este fin. Una sala de exposiciones que desde que se inauguró
en 1989 –dedicada al arte contemporáneo fundamentalmente local- ha sufrido ya
varios cierres oficiales. Y no oficiales. Un espacio insuficiente para albergar
el centro cultural Alberto Shommer pues hablamos, reiteramos, de una sala
expositiva. Pero que puede servir a nuestros responsables políticos para contentar
–quizá– a la familia Schommer y al sector fotográfico de nuestra ciudad que se
quejaba hace unos meses del cese de la programación fotográfica de esta sala.