En Japón, al cómic o la historieta se le llama “manga”.
Literalmente en japonés, esta palabra significa “dibujos caprichosos” o
“garabatos”. Pero fuera de este país dicho término se emplea para designar a la
historieta japonesa o a la que siendo realizada en otros países sigue las
pautas de su particular estilo: simplicidad en el dibujo, personajes con ojos
muy grandes… Al autor de manga se le conoce como mangaka, y al aficionado, como
otaku. Esta manifestación de la historieta es un auténtico fenómeno de masas en
su país de origen: en el año 2000, por ejemplo, el cuarenta por ciento de todos
los libros y revistas publicados en Japón eran de manga. En el país nipón hay
manga para todas las edades, profesiones y estratos sociales, incluyendo amas de
casa, oficinistas, estudiantes, obreros… Y las revistas tienen tiradas
increíbles: Weekly Shonen Jump, que es la revista semanal de manga más popular
de Japón, ha sido capaz de vender más de seis millones de copias entre los años
80 y 90, bajando hasta los dos millones en el 2015. Japón es también el país del
mundo que más se resiste la desaparición del papel, aunque ha vivido en los
últimos años un fuerte incremento de su sector digital: sólo las ventas de
manga representan un ochenta por ciento de todo lo publicado en el mismo, según
datos de la Asociación nipona de Editores de Libros y Revistas.
Pero fuera de Japón el manga es un fenómeno mundial desde
hace tres décadas. Tiene millones de seguidores en todo el mundo. Los vascos,
catalanes, españoles…. que actualmente superan los cuarenta años de edad recuerdan
las exitosas versiones en dibujos animados (“anime”, en japonés) basados en el
manga que se emitían en nuestros canales televisivos: Marco, Heidi, Mazinger Z…
En los 80 llegarían a España multitud de historias cortas que se publicaban en
la revista de comic El Víbora. En los 90 este género tuvo su primer boom editorial
con Akira y, especialmente, Dragon Ball. Hoy, el mercado – después de un bache
en la década pasada- es un sector maduro en nuestro país, con máximos
históricos en lanzamiento de títulos. En nuestra ciudad un vitoriano, Nacho
Fernández, dibujó en 1993 Dragon Fall, una parodia de la serie de manga y anime
Dragon Ball, que tuvo mucho éxito a escala estatal.
Para el que quiera iniciarse en este estilo de arte
secuencial mañana sábado en el espacio cultural Zas en colaboración con
"Crash Cómic" se despliega un taller práctico para la realización de
una página de manga. El mini curso está dirigido a jóvenes de nuestra provincia
de 17 a 35 años de edad. Lykos es la ilustradora encargada de impartir esta
propuesta relacionada con la cultura manga. Lykos, de nombre Maider Iturricha,
aunque en las redes sociales suele utilizar el nick Lykos o Lykostherium, es
ilustradora del País Vasco, licenciada en Bellas artes y trabajo
mayoritariamente en digital. El curso es gratuito previa inscripción enviando
un mail a espaciozas@gmail.com