El arte de interés es joven por naturaleza. Picasso tenía 26
años cuando pintó, “Las señoritas de Avignon” un cuadro que dio un vuelco a la
manera de entender el sentido de las prácticas artísticas, siendo el
antecedente de un movimiento que fue referencia de todas las vanguardias
artísticas del siglo XX: el cubismo. Dalí y Buñuel contaban con,
respectivamente, 25 y 29 años de edad cuando estrenaron la revolucionaria
película, fruto de su trabajo conjunto, “El perro andaluz”. Y Orson Wells, 26
años, cuando dirigía “Ciudadano Kane”, su filme más conocido y una de las
grandes obras maestras de la historia del cine por ser innovadora en cuanto a
su estructura narrativa, fotografía y música. Podríamos poner un sinfín de
ejemplos de trabajos de artistas que en su juventud realizaron sus principales aportaciones
a las artes. Aportaciones que, cual disruptores, cambiaron el curso de éstas.
"Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción
hasta biológica" decía Salvador Allende en 1972. El “Mayo Francés” de 1968
fue abanderado por jóvenes estudiantes. La juventud se implicó en la revolución
rusa de 1917. El Movimiento 15-M español fue un movimiento ciudadano con ADN
mayoritariamente juvenil. Y, hoy, la adolescente sueca Greta Thunberg lidera la
corriente mundial en defensa del medio ambiente. Sin ánimo de sobrevalorar esta
etapa de nuestras vidas situada entre la infancia y la edad adulta, hay que
admitir que la juventud funciona como principal motor de cambios sociales,
políticos y culturales. Y también que una sociedad anciana será más
conservadora y reacia ante cualquier tipo de innovación o novedad, aunque
signifiquen mejoras.
Desde finales del siglo xx, la población europea se ha estancado,
aunque la llegada de migrantes ha ayudado a compensar la bajísima natalidad
europea y el envejecimiento de su población. Es por eso que es necesario que,
asumiendo la realidad de que paulatinamente contamos con menos jóvenes, el
papel y presencia del sector juvenil de ser más relevante en nuestra sociedad. Cualquier
iniciativa que lo apoye e impulse, en áreas culturales, sociales, políticas sin
menoscabar el pensamiento crítico y abierto propio de esta etapa vital, debe de
ser bien recibida por el conjunto de nuestra sociedad. Es el caso de multitud
de propuestas que surge los departamentos y servicios de juventud de nuestras
instituciones. Como la que el martes abría sus puertas en el Depósito de Aguas:
Gaztearte. Una iniciativa dirigida a jóvenes artistas visuales. La propuesta
consta de tres fases: concurso, creación tutorizada y exposición. Hasta este
domingo, podemos asistir a la segunda fase: los talleres “abiertos por obras”
en los Adriana Fariñas, Alba Tojo, Ibai Cobo, June Almarza y Aroa Arrizubieta,
bajo la tutoría del veterano Ibón Sáenz de Olazagotia –miembro del colectivo
Zas– están ahora mismo produciendo unas obras que se mostrarán en una
exposición común durante febrero de 2020.