11.4.19

CREACIÓN


En nuestra provincia, el apoyo a la creación artística, cultural–ya lo hemos comentado en múltiples ocasiones- es débil. Mientras en ciudades cercanas gobernadas por equipos de gobierno similares a los nuestros se entiende que impulsar la experimentación y el talento en los ámbitos artísticos es una inversión a medio y largo plazo, en nuestro territorio no se percibe así. Aquí se apuesta por apoyar industrias creativas concretas como puedan ser el audiovisual, el diseño, la ilustración, los videojuegos… pero se desatienden sus cimientos, que es el apoyo a los creadores. El ayuntamiento de Bilbao, por ejemplo, cuenta con una infraestructura llamada Bilbaoarte, Un centro de producción artística que pone a disposición de los artistas residentes los medios e infraestructuras necesarias para el desarrollo de sus propuestas. Donostia cuenta con Tabakalera, un centro de cultura contemporánea ubicado en la ciudad de San Sebastián, dependiente de su Diputación Foral, con un doble objetivo, ser un centro de producción, y ofrecer también una programación pública de actividades. Espacios similares existentes en España y en Europa, pues se entiende que el I+D (Investigación y Desarrollo) de las industrias culturales y artísticas se debe gestar desde centros dedicados a la creación y experimentación pues son los laboratorios de la cultura que producen innovación y generan valor. Por poner un ejemplo, imaginemos que nuestro objetivo es apoyar a la industria cinematográfica local habilitando una escuela profesional de cine en conexión con diversas empresas, televisiones, plataformas dedicadas a este medio. Apostamos por dicho sector para que en nuestra ciudad se produzca cine de calidad. Queremos que nuestra ciudad se convierta en la ciudad del cine. Sería un fracaso. Porque para producir y exportar cine se necesitan buenos guionistas, buenos actores, buenos directores de fotografía, buenos músicos, buenos maquilladores, buenos escenógrafos… Es decir: buenos artistas provenientes de todos los sectores de la cultura y del arte. Tampoco podemos apoyar a un solo sector creativo olvidándonos del resto, pues todos estas relacionados entre sí. Ni, obviamente, podemos respaldar a una industria si no formamos primeramente a sus trabajadores. Sería como construir una casa empezándola por el tejado.
Resumiendo: para que las industrias creativas o culturales (audiovisual, diseño, publicidad, moda, videojuegos…) puedan desarrollarse, hay que apoyar primeramente las actividades artísticas de base y a sus hacedores. Ayudándoles para que experimenten, innoven, produzcan. Sólo así tendremos industrias culturales innovadoras, productivas y competitivas. Esa era, por ejemplo, la idea del malogrado proyecto Krea, un espacio en su día pensado fundamentalmente para apoyar la creación contemporánea de nuestro territorio con equipamiento para las artes escénicas, audiovisuales, musicales y plásticas.