En nuestra provincia, el apoyo a la creación artística,
cultural–ya lo hemos comentado en múltiples ocasiones- es débil. Mientras en
ciudades cercanas gobernadas por equipos de gobierno similares a los nuestros
se entiende que impulsar la experimentación y el talento en los ámbitos
artísticos es una inversión a medio y largo plazo, en nuestro territorio no se percibe
así. Aquí se apuesta por apoyar industrias creativas concretas como puedan ser
el audiovisual, el diseño, la ilustración, los videojuegos… pero se desatienden
sus cimientos, que es el apoyo a los creadores. El ayuntamiento de Bilbao, por
ejemplo, cuenta con una infraestructura llamada Bilbaoarte, Un centro de
producción artística que pone a disposición de los artistas residentes los medios
e infraestructuras necesarias para el desarrollo de sus propuestas. Donostia
cuenta con Tabakalera, un centro de cultura contemporánea ubicado en la ciudad
de San Sebastián, dependiente de su Diputación Foral, con un doble objetivo,
ser un centro de producción, y ofrecer también una programación pública de
actividades. Espacios similares existentes en España y en Europa, pues se
entiende que el I+D (Investigación y Desarrollo) de las industrias culturales y
artísticas se debe gestar desde centros dedicados a la creación y
experimentación pues son los laboratorios de la cultura que producen innovación
y generan valor. Por poner un ejemplo, imaginemos que nuestro objetivo es
apoyar a la industria cinematográfica local habilitando una escuela profesional
de cine en conexión con diversas empresas, televisiones, plataformas dedicadas
a este medio. Apostamos por dicho sector para que en nuestra ciudad se produzca
cine de calidad. Queremos que nuestra ciudad se convierta en la ciudad del
cine. Sería un fracaso. Porque para producir y exportar cine se necesitan
buenos guionistas, buenos actores, buenos directores de fotografía, buenos
músicos, buenos maquilladores, buenos escenógrafos… Es decir: buenos artistas provenientes
de todos los sectores de la cultura y del arte. Tampoco podemos apoyar a un
solo sector creativo olvidándonos del resto, pues todos estas relacionados
entre sí. Ni, obviamente, podemos respaldar a una industria si no formamos
primeramente a sus trabajadores. Sería como construir una casa empezándola por
el tejado.
Resumiendo: para que las industrias creativas o culturales (audiovisual,
diseño, publicidad, moda, videojuegos…) puedan desarrollarse, hay que apoyar
primeramente las actividades artísticas de base y a sus hacedores. Ayudándoles
para que experimenten, innoven, produzcan. Sólo así tendremos industrias
culturales innovadoras, productivas y competitivas. Esa era, por ejemplo, la
idea del malogrado proyecto Krea, un espacio en su día pensado fundamentalmente
para apoyar la creación contemporánea de nuestro territorio con equipamiento
para las artes escénicas, audiovisuales, musicales y plásticas.