Los defensores de la Tauromaquia argumentan que es un arte.
Incluso algunos toreros rizando el rizo proclaman que es “el arte de las
artes”. Los críticos a esta tesis objetan que el arte es representación y no
realidad. Es ficción. A todos nos puede gustar, por ejemplo, ver una película
bélica, porque sabemos que nadie en verdad muere en ella. Pero sería éticamente
errado ir a un campo de batalla para disfrutar con la contemplación de una
carnicería humana. Si en el “arte del toreo” el toro no sufriese, si no
muriera, si el toro fuera un actor representando un papel, sólo entonces
podríamos decir que la Tauromaquia es un arte. La Tauromaquia es un rito
disfrazado de arte, una actividad pública en la que un animal acaba siendo
sacrificado a través de una ceremonia. Pero más allá de la muerte de un
mamífero –todos los días mueren millones para alimentarnos- lo inmoral es el
hecho de que los espectadores disfruten con un espectáculo en el que se mata a
un ser vivo.
Los amigos de la Tauromaquia argumentan que éste forma parte
del Patrimonio Cultural de nuestro país. Y así es desde 2013. Dicho año, PP y
UPN (Unión del Pueblo Navarro) sumaron mayoría en el senado para conseguir que
así fuera. Con los votos en contra de los grupos de izquierdas, nacionalistas
vascos y catalanes. Una vez más, el Partido Socialista volvió a abstenerse sobre
este tema. El deseo del partido popular sigue siendo, a día de hoy, lograr que
la UNESCO declare a la Tauromaquia Patrimonio de la Humanidad. Los anti taurinos
arguyen que esto nunca va a suceder, pues este “arte” no goza de la aceptación ni
genera orgullo en la mayoría de los ciudadanos de los territorios en los que se
lleva a cabo. Hecho claramente manifestado a través de su prohibición en
Cataluña y las Islas Canarias. También los resultados de las numerosas
encuestas que se han realizado en España muestran el rechazo o desinterés del
67,2% de sus habitantes hacia la Tauromaquia.
Los fans de este falso arte argumentan que la “fiesta de los
toros” genera dividendos. Que genera riqueza. Que da de comer a muchas
familias. Obviamente también el tráfico de drogas o la prostitución –por poner
varios ejemplos- crean riqueza, pero a nadie se le ocurre usar esta evidencia
en defensa de estas actividades.
Dicen que la Tauromaquia es una tradición. Una tradición
milenaria. Pero las tradiciones pasadas no pueden encadenar al presente. Si una
tradición no representa ya el sentir de una sociedad, o se actualiza o debe
desaparecer. Los avances sociales, culturales, se basan en romper con tradiciones
obsoletas.
Se ha confirmado estos día que Gasteiz tampoco tendrá toros
en La Blanca 2018. Pero no por decisión propia, sino porque nuestra ciudad no
ha recibido ninguna propuesta para la feria taurina de este año. No ha llegado
ninguna oferta las oficinas municipales.
Nuestro Ayuntamiento debería posicionarse claramente respecto a la Tauromaquia.
Y que nuestra ciudad se declare anti taurina.