Diez años se cumplen este año de la redacción del proyecto
inicial de Krea, pues una década ha pasado desde que una empresa foránea, La fábrica, desarrollara un plan
director para poner en marcha en Gasteiz un centro de producción de arte y
cultura contemporánea bautizado como Krea.
Expresión contemporánea. También diez inviernos cumplirán este año las invitaciones
que muchos alaveses recibimos para acudir al acto de presentación oficial del
proyecto que tuvo lugar en el antiguo convento de Betoño. Un evento plagado de
espectáculos en directo. Una fastuosa fiesta a la que asistieron cerca de 1.000
personas. Barra libre para todos. Yo no fui. Recuerdo que un conocido mío exponía
en la Casa de Cultura de Vitoria-Gasteiz. Obviamente en la casa cultural nos
reunimos cuatro gatos. Pues la “Atenas del Norte” en pleno se había trasladado
en bloque al gran -y oneroso- acontecimiento. Y la obra arquitectónica
destinada a albergar el proyecto se realizó sobre terrenos municipales –el
convento- cedidos en permuta a la Caja costó 18 millones de euros. De dinero público,
pues la sufragó la obra social y cultural de la Caja Vital. Ha sido éste, por
tanto, el gasto más importante en nuestra ciudad para un equipamiento cultural.
Recordemos que la obra de Artium, por ejemplo, supuso 15 millones de euros. Con
la “pequeña” diferencia de que Krea nunca llegó a abrir sus puertas. Su
apertura estaba prevista para 2010 pero las consecuencias de la crisis fue el
argumento esgrimido por la Caja Vital para enterrar el proyecto cultural.
Y hace un par de años desde Kutxa Bank se delegó en una
empresa privada la puesta en marcha en Krea de un campus universitario de cuño
internacional especializado en diseño y moda. Un proyecto que tiene que
arrancar este año. ¿O quizá no?
El culebrón sigue: Bildu presentó en 2015 una
denuncia ante el juzgado alegando que la Caja Vital había incumplido el acuerdo
firmado con el Ayuntamiento para la cesión del espacio pues este no permitía en
su día su alquiler a terceros ni su uso para otros fines que no fueran los
culturales. Aunque en 2014 Maroto modificó el acuerdo a petición de Caja Vital permitiendo
los fines educativos y el subarriendo a empresas privadas. La denuncia, en cualquier caso, fue aceptada y la juez ha
dado la razón a Bildu. Ahora el ayuntamiento tiene un mes escaso para recurrir
esa sentencia. Si no lo hace, el antiguo convento de Betoño volvería a ser
propiedad de nuestro Ayuntamiento. ¿Se paralizaría entonces el proyecto de campus
universitario? No tiene por qué, pues aunque cabría la posibilidad de que se
destinase a otro fin si así lo decidiera el pleno de nuestro Consistorio. La cuestión
es que para ello –y para todo en la vida- hacen faltan dos elementos
fundamentales: dinero y plan. Dos requisitos que ahora mismo no existen. A no
ser que el grupo político que ha frenado todo este proceso, Bildu, disponga de
un proyecto y de un presupuesto. Suspense…
