24.5.24

CIERRE

El cercano “cerrado por obras” del Teatro Principal de Gasteiz durante tres años ha generado un profundo malestar entre la comunidad cultural de la ciudad. Este teatro, con cerca de mil butacas, es una infraestructura fundamental en la oferta cultural de Gasteiz. Sin embargo, su clausura temporal para mejoras dejará un vacío que ni el Petite ni el teatro del Centro Cívico Hegoalde, con menos de trescientas butacas, pueden llenar debidamente durante el tiempo de la reforma.

No se trata solo de una cuestión de capacidad, sino de disponer de las instalaciones esenciales para acoger producciones de cierta envergadura. El Teatro Principal cuenta con camerinos, caja escénica y otros medios necesarios que los teatros más pequeños no pueden ofrecer. Esta falta de recursos adecuados implica que nuestra ciudad no podrá recibir espectáculos que requieran ciertas características técnicas, afectando gravemente la programación de “artes vivas” de la ciudad.

El dicho "Nos ha pillado el toro" se aplica perfectamente en este caso. Durante años, se perdió la oportunidad de construir un auditorio polivalente que pudiera acoger espectáculos de todo tipo. En su momento, el Colegio de Arquitectos se pronunció a favor del proyecto de auditorio de Navarro Baldeweg, el cual ganó un concurso y contaba con una caja escénica adecuada. Este proyecto, impulsado por Alfonso Alonso, fue encargado al arquitecto en 2002 y estaba destinado a una parcela del Paseo de La Senda. Una ubicación perfecta. Sin embargo, la falta de consenso entre los partidos políticos llevó a la cancelación del proyecto.

El liderazgo cambiante y la falta de visión a largo plazo culminaron en la transformación de este proyecto en el BAIC de la Plaza de Euskaltzaindia con la llegada de Lazcoz. Este cambio de rumbo resultó en un desperdicio de cinco años de trabajo y más de tres millones de euros invertidos, sumando otro fracaso más a la lista de oportunidades perdidas en Gasteiz, ya que fue el siguiente alcalde, Maroto, quien abandonó el proyecto para construir en su lugar la actual estación de autobuses.

Imaginemos que nuestra ciudad estuviera tres años sin el campo de fútbol de Mendizorroza. Seguramente habría manifestaciones constantes de los aficionados. Sin embargo, parece que la cultura no tiene el mismo nivel de importancia o apoyo. Esta situación revela una preocupante falta de consideración hacia la cultura y su impacto en la vida de los ciudadanos.

El cierre por obras del Teatro Principal durante tres años no solo es un sopapo a la comunidad cultural, sino también una llamada de atención a la necesidad de una planificación más estratégica y un compromiso serio con el desarrollo del tejido cultural de la ciudad. Gasteiz se enfrenta ahora a una situación que se debería haber previsto en su día. Es necesario reflexionar sobre los errores del pasado y trabajar en soluciones que garanticen un futuro cultural más robusto. O volveremos a tropezar ya por cuarta, quinta o sexta vez en la misma piedra.