Hace ya unas semanas el historietista Álvarez Rabo presentó
en Artium su último trabajo: “Compendio Analítico Gliscromorfo ARTE (CAGARTE)”.
Compendio humorístico éste que tiene —inten-cionalmente, no es algo gratuito— una
estética muy similar a la de un catálogo de arte: gran grosor, tapa dura
cuadrada, portada minimalista… en la que el autor va al grano estampando este
resumen de lo que encontraremos en su interior: “Ensayo gráfico anartístico
sobre el mundo del arte creado por Álvarez Rabo por culpa de Andy Pestillejo,
director (pronto subdirector) del Museo de Arte Contemporáneo HARTIUM”. Esta
publicación ha sido editada por el propio museo Artium y, en resumidas cuentas,
el autor se mofa de la mano que le da de comer. Esto es, del propio sistema del
arte. Siguiendo la estela, por lo tanto, de dos trabajos historietísticos de intencionalidad
similar y pergeñados de manera pareja: con el apoyo del propio mundo del arte
que se critica. Es el caso de “Hartos de arte”, un cómic editado también en Gasteiz
por el Departamento de Cultura de la Diputación en 2009. Contó con colaboraciones
de historietistas de la “factoría TMEO”. El segundo precedente de “Gagarte” fue
realizado por una historietista —y crítica de arte— colaboradora esporádica del
TMEO: Mery Cuesta. Nos referimos a la trágica, pero hilarante, historieta “Caída
y auge de Antxón Amorrortu”. En ella se narran las peripecias de un artista mediocre
que, a base de todo tipo de triquiñuelas, consigue exponer en la Dokumenta de
Kassel, subiendo hasta la cima del sistema del arte. Pero llegar ahí le supone
perder su alma cual Dorian Gray. Mery desarrolló este trabajo durante doce
entregas que se publicaron en 2008 en el Facebook de Antxón. Posteriormente, Iguapop
Gallery publicó la serie en un volumen. Rabo ha obrado de manera similar con
“Cagarte”: ha abordado su álbum también por entregas. Entregas que se han
podido leer en el Facebook de Artium antes de ser recogidas en papel. Pero la
diferencia sustancial entre ambos trabajos está en el plano de contenidos. O
artístico. Pues el cómic de Mery cuenta con una trama bien articulada que crea expectación
empujándonos hacia su funesto final. Mientras que el cómic de Rabo se construye
con la suma de diversas anécdotas tópicas —algunas más afortunadas que otras— pero sin que su débil trama consiga hilvanarlas y dotarlas de empaque. Y así
avanzar entre las doscientas páginas de este superficial álbum se nos hace una
tarea, en ocasiones, un tanto ardua, aunque a veces nos topamos con “gags” que
nos remiten a esos geniales trabajos de su mejor época publicados todos ellos por
el TMEO: “Historias raberas” (1993), “Consejos sexuales” (1996), “Hasta el
rabo” (2001) y “Consejos sexuales de Álvarez Rabo (2)” (2003). Ojalá volviera
Rabo a tomarse en serio el humor...
En cualquier caso, el prólogo de “Cagarte” escrito por el
crítico Fernando Castro no tiene desperdicio. Contiene más chufla crítica —y
más sustancia— que el propio cómic prologado.
