Hoy a las ocho de la tarde, en el teatro Ortzai (Pintorería,
39), dentro de la programación de “Inmersiones” tendrá lugar una subasta
pública de arte. Pero se trata de una subasta bastante inusitada pues es arte
en sí misma: el dinero recaudado se introducirá en una caja metálica que será
sellada herméticamente y donada a un museo. Los artistas cesionarios de obras
no recibirán compensación económica. La organización no obtendrá ninguna
comisión por el dinero recaudado en la subasta. El museo que acepte la donación
nunca podrá hacer uso de ese dinero ni vender la caja. Como dicen los
organizadores del asunto en su web: “La gran subasta anti-dinero de Inmersiones
2013 no será una subasta real sino una representación de una subasta. No
obstante lo cual, los objetos a subasta sí serán perfectamente reales, e
incluso auténticos. Los postores, valga la redundancia, serán también
auténticos (o al menos eso espera la organización) y las transacciones serán
también plenamente eficaces y auténticas: se transmitirá legalmente la
propiedad de los objetos a subasta a cambio de la satisfacción efectiva del
precio que alcancen en el transcurso de la misma.” Más de veinticinco artistas han
cedido sus obras para hacer realidad este proyecto. Artistas como Juan Carlos
Román, Fausto Grossi, Mary Zurbano, Joaquín Lara, Juan Aizpitarte…
Obviamente la mayoría de las personas, de los ciudadanos,
que sepan de esta acción pensarán simplemente que se trata de una excentricidad,
o de una estupidez más, realizada por artistas. Pues, ¿qué se consigue con
ello? Estamos hablando de malgastar dinero. O peor aún: de “arrestarlo”,
encerrarlo, en una caja sellada. Absurdo. Sólo los locos destruyen dinero. Por
otra parte, no estamos recaudando dinero a través de una subasta de arte donado
por artistas para entregarlo a algún
colectivo desfavorecido, no. Lo que se está haciendo es recaudar dinero con el
ánimo de retirarlo del sistema monetario, económico. Literalmente es “dinero
inmovilizado”.
Todos sabemos que el dinero no es nuestro. Los euros son
propiedad del Banco Central Europeo. Por eso es delito quemarlo, romperlo,
manipularlo… ¿Pero retirarlo de circulación? Eso no es delito. Creo que ahí, en
este punto, radica la ironía de esta acción: le estamos quitando al dinero su
función, su poder. Un dinero que no sirve como vehículo de cambio, como medio
de pago, deja de ser dinero. Así que el dinero encerrado en esa caja, se ha
convertido simplemente en papel.
Lo curioso del arte es que, dentro de él, se pueden pergeñar
este tipo de locuras. No existen otros ámbitos en esta sociedad en la que hacer
algo así, sea posible. Esta es la magia del arte. Pues son insensateces que nos
invitan a reflexionar sobre el mundo en el que vivimos. Y en este caso, esta
parodia de subasta pública de arte, nos quiere hacer meditar sobre el sentido
del dinero como pacto social. Una buena reflexión para estos momentos de crisis
económica que todos estamos sufriendo.
