Han pasado diez años desde que Artium abrió sus puertas. Con
motivo de este aniversario, el museo muestra ahora una selección de sus fondos
a través de tres exposiciones interconectadas y construidas de una manera
redonda e inteligente bajo un mismo título: “Tirar del hilo”. Aunque cada una
de estas muestras se articula sobre su propio discurso, la idea general que las
hilvana quiere cubrir todo el sentido del fenómeno del arte, de la creación en
su conjunto. El arte actual –nada menos- se quiere explicar a través de la propia
colección de Artium. Ahí queda eso. Y, sorpresivamente, nuestro museo ha
superado su propio reto –con muchos aciertos y escasos desaciertos- “tirando
del hilo” de sus propios recursos: su equipo técnico y su colección. Artium demuestra
así que es capaz de realizar un “tour de forcé”, de solucionar lo complejo, dejando
constancia de que es un museo hábil, maduro, capaz… y con una excelente materia
prima. No dispongo de espacio en esta columna para poder enumerar los numerosos
aciertos de este trabajo sinfónico. Prefiero salirme por la tangente y hablar
de otras cuestiones que me vinieron –valga la redundancia- al hilo de acudir a la
inauguración de “Tirar del hilo”. Pero, antes de ponerme en faena, me gustaría dejar
clara una cuestión: Artium nos pone estos días en bandeja de plata la ocasión
única de comprender el arte a través de nuestra propia colección. De aprender y
de divertirnos. Porque de eso se trata.
Y ya en la tangente:
a la inauguración de “Tirar del hilo” asistieron una cantidad ingente de ciudadanos
amantes de la cultura y del arte. Las fuerzas vivas de la ciudad -habitualmente
despistadas y desunidas- estaban ahí reunidas por el museo. Artium demostró que
puede funcionar cual pegamento cultural juntando bajo a un mismo techo a
amplios sectores de nuestra ciudad. Pero nuestro museo debería de ser ambicioso
no sólo proyectando exposiciones sino incidiendo en la relación con su
contexto. Hablo de utilizar ese poder para catalizar, transformar, acercar, defender,
difundir la cultura en estos tiempos en los que ésta se muere. Y otra cuestión:
a la inauguración acudieron muchos de nuestros representantes políticos. A apretar
manos y repartir sonrisas, fundamentalmente. Supongo que por el número elevado
de apretones ser dieron cuenta de que el museo funciona. Entonces, ¿por qué no lo
apoyan hasta las últimas consecuencias? Un ejemplo: ¿qué hubiera sucedido si las
actividades en torno a la Green Capital se hubieran gestionado en colaboración
con Artium? Desde luego, se hubieran resuelto de una manera más eficaz e
imaginativa. Me viene a la cabeza los 120.000 euros gastados el otro día en la
absurda “greenkana”. Unos 250 euros de dinero público gastados en cada
participante. ¿Por qué no se apuesta por apoyar proyectos con trayectoria, con continuidad,
con futuro, en esta ciudad? Artium pueda aportar mucho a nuestra provincia si
se confía firmemente en él.
